Me bajé una aplicación llamada iDrated, que te dice cada dos horas más o menos que tomes agua... Yo sé, yo sé, se supone que yo debería recordar hidratarme; pero no lo recuerdo, me clavo en lo que sea que esté haciendo y olvido por completo que mi cuerpo necesita agua. Horas después, y tras hacer una pipí super concentrada, lo recuerdo. Por lo tanto la aplicación ha sido excelente para mí y me ha hecho volver a tomar suficiente agua con suficiente frecuencia. Claro, eso tiene sus incómodas desventajas, como el tener que ir al baño más veces al día, pero eso no está mal, mucha contaminación deja mi cuerpo de ese modo. Como sea, creo que es más sano mi nuevo patrón de hidratación que el anterior.
12 de abril de 2013
11 de abril de 2013
El parámetro "end"
Investigando, porque todavía tenía unas traduccioncillas de transcripciones de videos por publicar, me encontré con que no sólo se le podía poner el momento de inicio a un video (con lo que podía hacer que el video empezara a tocar en el momento en que mi post iniciaba) usando el parámetro "start" en el url, sino que usando el parámetro "end" uno podía decidir también donde quería que el video terminara. No sé si este último parámetro, el "end", ya existía antes, creo que no, porque yo había estado buscando un modo de hacer en el blog, que si yo publicaba un fragmento de la transcripción de algún discurso o entrevista, el video correspondiera exactamente a ese fragmento, y sólo había logrado hacer que iniciara en un punto dado, pero nunca que terminara en un momento específico. Total que ahora que sé como parar el video donde yo quiera tengo ganas de editar mis posts pasados con videos para establecer el momento preciso en que deben de dejar de tocar.
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10 de abril de 2013
Blogger para iphone
En mi ausencia sucedieron muchísimas cosas... Digo, en el mundo real, no en el blog, obviamente. Sucedió que mi compañera renovó su contrato con Telcel, y claro, le dieron el nuevo iphone; así que el viejo me lo regaló a mí. Así que obtuve un teléfono astuto, o un smart-phone, de penúltima generación, y dejé atrás la edad de piedra en la que vivía. Claro que la aplicación de blogger del iphone es una porquería, uno no puede postfechar un post, es más, no se puede ni siquiera guardar como borrador... Ahí, escribes y publicas, y todo sale con la hora del momento en que lo haces. Cuando recibí el regalo de mi musa yo pensé: "jojojooo, ahora podré publicar en el blog desde acá, y aprovecharé los tiempos muertos en el transp... en el tax... Demonios, no tengo tiempos muertos, y en el baño suelo leer así que no cuento con el espacio/tiempo necesario". Como sea, si quisiera (o si se diera alguna contingencia en la que no tuviera acceso a internet en mi computadora, o algo por el estilo) podría escribir desde el teléfono.
De cualquier modo, al igual que ya no me rijo por categorías, tampoco lo hago por periodos definidísimos, así que ya no tiene sentido diferir mi publicación hasta las 9 de la mañana, como solía; ahora puedo publicar un post en el momento que lo escribo, y por lo tanto tampoco me queda tan obsoleta la app de blogger para iphone. Ahora bien, si en una de esas quiero diferir la publicación de algo que escriba, siempre puedo hacerlo vía web, ¿no?
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4 de abril de 2013
Regresando con nuevas reglas
Hola, mi estimado lector imaginario (claro, no escribo para alguien en concreto, quisiera creer que al menos mi musa me lee, pero si sólo fuera ella le escribiría mails, etcétera), he decidido que quiero seguir escribiendo. Sin embargo, algo no estaba bien con el blog recientemente. Algo no estaba bien conmigo, porque relegaba mi actividad con las perras negras al final de la madrugada, al momento en el que ya no sabía que decir, y el cansancio más bien me cerraba los párpados; no sé bien qué pasó, pero de ser una actividad que disfrutaba muchísimo, el ponerme a ordenar pensamientos en un texto y dejarlo lo más coherente que pudiera, se volvió una especie de obligación. Ya no era escribir por el gusto de hacerlo, sino escribir para cumplir con mi compromiso. Eso empezó desde mediados del año pasado, o quizá antes, no lo sé, pero se fue acentuando al grado que me ausentaba por periodos de semanas, y luego hacía una traducción para rellenar los huecos... Eso fue así hasta el cinco de febrero en que decidí que me tomaría unas vacaciones y pensaría las cosas. Y de tanto pensarle durante estos dos meses salieron las siguientes conclusiones:
1. Quiero terminar la traducción del libro del Manual para los sin Dios
2. Quiero seguir escribiendo, pero con otro ritmo, sin obligación diaria, cuando me nazca y cuando tenga algo que decir
3. Me interesa explorar más la ficción, los cuentos, la idea de una historia que deba de ir tejiendo semanalmente o mensualmente... Es decir, me interesa todavía tener una frecuencia o un ritmo, hacer compromisos conmigo, pero:
4. Me otorgo la capacidad para romper cuando quiera dichos compromisos, y
5. Los voy a conceptualizar menos exigentes, menos draconianos, menos intensos, y en los cuales no pierda de vista el objetivo de divertirme escribiendo.
Este último punto, también me resultó evidente gracias a mi lectura de Le Ton Beau de Marot, de Douglas Hofstadter; en ese libro se nota que el autor de verdad disfruta lo que hace, se la pasa jugando con las palabras y al menos yo, me río y me entusiasmo mucho al leerlo. Así que sí, el infinito no se acaba, vuelve a arrancar con nuevas reglas. Hasta pronto, lector imaginario.
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