Solicité mis vacaciones con la suficiente anticipación para la primera semana del 2009. Ya que durante ese lapso se supone que la familia de mi amada irá en caravana hacia Veracruz, tierra al parecer encantadora y paradisiaca a la que debo poner más atención, la cosa es que ya nos apuntamos también nosotros a la expedición. El papá de D es de por allá. Viajan seguido hacia el puerto en donde tienen más familia y amigos. Mi musa me ha contado de unas tías que son excelentes cocineras y tienen un mítico sazón veracruzano, sólo lograble en el ecosistema y condiciones ambientales en que se da. Lo que hace inútil cualquier intento de réplica por manos inexpertas, y sobre todo en la capital.
Mi mala fortuna ha querido que ahora quieran mandarme a dar aún más cursos, empezando por brasil otra vez el próximo año. Uno de los problemas estriba en que nuevamente, varios de estos cursos son totalmente desconocidos para mí. Es más, la cosa está aún peor: no existe el material didáctico, tenemos que generarlo nosotros (o sea yo), por lo que a) debo aprender a usar la aplicación que me digan, b) debo generar una explicación en un slideshow que la describa, c) debo generar una serie de ejercicios y escribir las instrucciones paso a paso, y d) debo ir a impartir lo anterior frente a una audiencia. Ahora bien, yo no soy pedagogo ni sé cómo elaborar el material de enseñanza, en cuanto a descifrar una aplicación, he aprendido que la mejor forma de hacerlo es por medio del uso cotidiano y recurrente de la misma. ¿Tendré oportunidad de usarla cuanto es debido antes de que se haga necesario el material para ir a impartirlo? No lo creo...
De todas formas, esto se quedará de tarea para hasta después de mis vacaciones, que --bendita sea Andriamahilala-- ya fueron autorizadas.
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