8 de julio de 2008

Fin del mundo conocido (1 de 10)

El fin del mundo como lo conoceis
...y el surgimiento del nuevo orden mundial de la energía.

Por Michael T. Klare

El petróleo a $110 el barril. La gasolina a $3.35 (o más) por galón. El diesel a $4 por galón. Los camioneros independientes obligados a salir del camino. El combustible para calefacción subiendo a niveles desmesurados de precios. El carburante para motores a chorro tan caro que tres aerolíneas de bajo costo dejaron de volar hace pocas semanas. Esta es sólo una probada de las últimas noticias de energía, que señala un profundo cambio en como todos nosotros, en este país y al rededor del mundo, vamos a vivir --tendencias que, hasta donde cualquiera puede predecir, sólo se volverán más pronunciadas mientras las provisiones de energía declinen y la lucha global por su reparto se intensifique--.

La energía de todos los tipos fue alguna vez enormemente abundante, lo que hizo posible la expansión económica mundial de las pasadas seis décadas. Esta expansión benefició a los Estados Unidos por encima de todos --junto con sus aliados del "primer mundo" en Europa y el pacífico--. Recientemente, sin embargo, un grupo selecto de paises previamente del "tercer mundo" --Particularmente China e India-- han buscado participar de esta bonanza energética industrializando sus economías y vendiendo un amplio rango de bienes en los mercados internacionales. Esto, como consecuencia, ha llevado a un incremento sin precedentes en el consumo global de energía --una subida de 47% tan sólo en los pasados 20 años, según el Departamento de Energía de los E.U (DoE por sus siglas en inglés)--.

Un incremento de este tipo no sería tema de profunda ansiedad si los principales proveedores de energía del mundo fuesen capaces de producir los combustibles adicionales necesarios. Sin embargo, nos enfrentamos a una realidad aterradora: una desaceleración marcada en la expansión de los suministros energéticos globales justo cuando la demanda se eleva precipitadamente. Dichos suministros no están precisamente desapareciendo --aunque eso sucederá tarde o temprano-- sino que no están creciendo suficientemente rápido para satisfacer la creciente demanda global.

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