Como todos saben, fumo. Cosa que si fuera menos nociva y más controlable me tendría sin cuidado. Para contrarrestarlo, he logrado establecer un control y algunos mecanismos que me dificulten o inhiban el "vicio".
Uno de tales mecanismos es comprar siempre de diferentes marcas para que el sabor no sea el acostumbrado y ya no tenga yo el incentivo de lo conocido y aceptado. Otro es (imposición benéfica) que en horario laboral debo salir a la ventana del edificio, dejar mis labores, lecturas, y conversaciones por mensajero instantáneo: y todo eso para poder echarme un tabaco.
Sin embargo, no he podido disminuir de 5 cigarrillos al día. Mi ideal es poder fumarme uno en la noche, o probarlo de vez en cuando, así como puedo beber vino y pasar 3 meses sin probarlo sin que ello me cause conflictos. Pero son sustancias diferentes, y las reacciones y niveles de adicción que provocan también lo son.
Ahora bien, para mí la postura del fumador es la de quien es conciente (porque los fumadores lo sabemos) de que hay deterioro físico, y de que hay un gran riesgo de enfermar mortalmente. Entonces, ¿es el fumador un cínico (en el sentido de quien por sentirse derrotado moralmente por las circunstancias enemigas, se une a ellas y las justifica)?, ¿Qué tan víctima puede decirse quién se lleva voluntariamente el pucho a la boca y respira el humo y lo contiene, si sabe las consecuencias que eso acarrea?, ¿Vive el fumador en la negación permanente ("eso no puede pasarme a mí")?
No sabría decidirme, supongo que las tres preguntas nos acercan a tres verdades diferentes que no se excluyen entre sí. Pero, el propósito de este post no es reflexionar con respecto a los motivos de los fumadores, sino explicar alguna que otra similitud que veo entre las posturas fumonas, y otras, en campos totalmente desconectados de la salud pulmonar.
En la actitud del fumador cínico, encontramos a los de arriba, que son adictos a su estilo de vida, y aunque traten de esgrimir habilidosos argumentos para demostrar lo contrario, en la intimidad saben lo que su riqueza conlleva y le cuesta a los otros. Por eso esgrimen, por eso se rodean de protección ideológica en primer lugar. ¿Y qué le vamos a hacer?, el mundo siempre fue y será una porquería, vida sólo hay una y mejor ellos que yo.
La actitud que denomino de fumador víctima aparece en quienes se quejan de su sitaución económica, política o social. Claro, van a marchas, se quejan amargamente, culpan a los otros, pero, no cambian de hábitos hacia algo que les convenga más. No cambian de ideas, ni de enfoque, ni de marcas, ni de canal de televisión. Porque todo es una mafia mucho más fuerte que ellos, o que cualquier individuo, y mejor someterse y perecer lentamente que perecer de inmediato. ¿Liberarse? Imposible.
Y la actitud que llamaré de "fumador típico", supersticioso que no cree en la muerte, ni en el enfisema, ni en el cancer, ni en los accidentes, ni en ninguna fatalidad, siempre que se aplique a ellos. Son aquellos que se vuelven burócratas mediócres. Presidentes que hablan de la libertad cuando apresan, de la paz cuando hacen guerra, de la Victoria. De quienes cierran sus ojos ante evidencias concretas y comprobables, para dejar libre a su imaginación destructiva.
Mis analogías son inexactas como todas. Un fumador se daña a sí antes que a otros, por lo que no hay un interés mayor que el de calmar su ansia de adicto. Cínico, víctima y negligente es un fumador, sin que medie una gran recompensa para serlo, pero ¿es acaso más simple de explicar que las mentiras de los políticos?. Los dejo pensarlo en lo que voy a fumarme un cigarro.
5 de julio de 2007
El síndrome del fumador
Etiquetas: estrategia - Publicó persona.vitrea a las 10:59
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