2 de julio de 2007

Un fin de semana y cuarto

En rigor fué más, porque esto es desde el viernes.

El viernes fue un día azotadamente nefasto: después de estar toda la mañana debugueando un código sin éxito, fui al banco y pasé una hora y media en la fila porque sólo atendían 2 personas (mentadas de madre perpetuas a los gerentes y cajeros); llegué al hogar y se me rompió la llave en la chapa de la entrada, comí en 15 minutos (alambre de soya delicioso), no funcionó un teléfono que acababa de comprar ("por suerte" la falla es en la línea, no en el aparato); me convocaron a junta oficinal a las 21 horas y terminó a las 23:45; y para acabarla de chingar, hubo un pleito de madrugada con mi compañera (que durante el periodo de pleito dejó de ser también mi cómplice, y viceversa-yo tampoco).

El sábado, por falta de voluntad desperté hasta tarde. D y yo logramos la paz y luego nos reimos mucho. Leí varios artículos del U.E. (a estas alturas no puedo hablar individualmente de cada uno, pues ya leí demasiados y seguro se me confundirían. Pero más tarde con libro en mano, lo intentaré) y me dispuse a salir a ex-Picnic, ahora Panic, para ayudar con lo del sitio web de la upn y la conexión de internet que ellos tienen. Me llamó Veronique para cancelar cuando ya estaba cerca del metro. Regrese a casa y pasé la tarde en dulce compañía con mi amada.

El domingo, también leí U.E. Fui a Panic, revisé los sistemas, instalé un sitio de pruebas en Dinamarca, hice algunas correcciones de configuración, y me regresé. Hubo un malentendido y mi amada se fue sola (y emputada) a la calle cuando empezaba un terriblemente grande aguacero que me dejó siete veces sin luz. Yo me superpreocupé, pero no tenía crédito, el maldito teléfono fijo seguía (y hasta donde sé, sigue) sin jalar, y afuera, se oían terribles truenos que apenas si sobresalían del estruendo del agua que caía a cataratas. Desesperado por no poder hacer contacto, después de haber intentado infructuosos mensajes de sms desde internet (que telcel no acepta si no activas antes un servicio pagado) me puse a lavar los platos, luego a preparar la cena, y cuando estaba a punto de servir, se abrió mi sonrisa y Ella pasó por la puerta, con un cambio de ropa diferente al que llevaba cuando salió nadando hacia casa de su hermana.

Vimos Cuéntame como pasó, que está buenísima, luego inició una película de Frida que me cagó la madre porque forzan la situación para que la experiencia sea predominantemente visual, sin diálogos significativos, lo que impide que uno admire/comparta o rechace/desprecie las ideas de Diego o Frida. Esa protección pudorosa de los pensamientos de los personajes me desesperó y mejor me puse a leer. Al poco tiempo hicimos el amor, conversamos durante la madrugada, y yo perdí conciencia como a las 3:30.

Es horrible tener que estar en la oficina a las 8.

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