El argumento no es honesto. Si no, iríamos desnudos, no usaríamos cortinas, hablaríamos sin preocupaciones de nuestros ingresos y deudas, y de los momentos de ocio que tomamos en horario de oficina, etc. El problema está desbalanceado. Normalmente se asume que el querer ocultar algo tiene que ver con cosas vergonzosas en general, que no deberiamos ni tener derecho a hacer. Por otro lado, todos tenemos derecho a la seguridad, y eso incluye que no viva en el vecindario algún canibal, por más que se coma a sus víctimas en privado.
Si ponemos en el plato de la balanza la seguridad generalizada contra la intimidad, esta última pierde. Pero, ¿es acaso esa la situación? ¿La intimidad está peleada con la seguridad? Al contrario. La intimidad es una forma de seguridad, una manera de sentirse seguro en sociedad. Cederla puede repercutir en mi seguridad personal y ponerme en apuros indeseados incluso sin que yo lleve a cabo actividades ilícitas.
Yo creo que no tengo nada que ocultar, mi conciencia está tranquila y mis semejantes pueden aproximárseme sin temer, sin embargo sé que en el exterior de mi círculo íntimo, no todos son amistosos y bienintencionados, y que cierta información puede interpretarse erradamente o con malas intenciones en mi contra.
Ejemplos: mi falta de religiosidad podría perjudicarme si en mi colonia hubiese un arranque de fundamentalismo cristiano lincha-ateos, o segrega-ateos. Otro ejemplo, ¿por qué es tan difícil para un chico gay salir del closet?, porque hay otras presiones sociales más allá de lo legal y lo penado. ¿Qué pasaría si algún pariente se enterara y empezara a chantajear al pobre chico amenazando con decirle al gran pater-familias esperanzado en que pronto lleguen los nietos?
En resumen, lo que la mayoría oculta es mucho más contextual y personal que una gran conspiración cósmica contra el imperio. Y el abrir la información particular a escrutinio público, más que ayudar a mejorar la seguridad de todos, puede perjudicar a cada uno de nosotros.
28 de julio de 2007
¿No tengo nada que ocultar?
Etiquetas: intimidad, reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 23:44
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