22 de agosto de 2007

El asunto de las propinas

Tengo un gran pedo con las propinas. Ahora prefiero no sentarme en ningún restorán y pedir para llevar para no tener que dar propina. Me parece ridículo, para ejemplificarlo plantearé otros ámbitos distintos al de la restaurantería.

Si yo fuera a una concesionaria de coches, por ejemplo, ¿qué pasaría si al momento de pagar el enganche, debajo de la cifra que me cobraran, hubiera una línea que dijera "tip", o "propina", para pagarle al vendedor su comisión?, ¿qué pasaría si a cada mensualidad, supiera que se espera que ponga el 10% adicional para que al cajero del banco le alcanzara para vivir?, ¿qué pasaría si al comprar ropa viera que el dependiente espera una propinilla porque me atendió sonriente y de buena gana?, ¿y qué si fuera un hábito darle un 20% más a los taxistas, de lo que marca el taxímetro?, ¿o si al pagar el teléfono, el empleado parara la mano después del cobro, para ver si le coopero por su buena actitud?

Eso de la propina me parece un abuso, una chingadera, una bajeza, un horror. No sólo porque sea un codo (no lo niego), sino porque es una forma de pasarle la responsabilidad del ingreso de los empleados al cliente de manera informal y subrepticia.

Es una forma en que el dueño del hotel o restaurante se deslinda de mejorar los salarios de los meseros o del personal de limpieza. Y no sólo eso, dicha costumbre hace que el personal se ofenda con los clientes si estos no son "generosos", y prácticamente exija una mochada. Cuando los servicios contratados ya son super caros, y con quienes deberían de luchar los empleados para mejorar su estilo de vida debería de ser con los patrones, no con los consumidores que hacen posible el negocio en que trabajan.

¿Por qué va a ser mi responsabilidad darle de qué vivir a un empleado de otro?, ¿no debería dicho otro pagarle bien a quién contrata, y evitar que molesten o acosen o incomoden a los que entran a su propiedad a consumir y pagar? Los odio, tanto a los patrones culeros y oportunistas que lo fomentan, como a los miserables empleados que no entienden la situación, y maltratan a quienes no deben.

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