7 de agosto de 2007

La hora del azote

Recalenté una pasta riquísima ya de por sí, que con un toque de queso roquefort quedó mortalmente deliciosa. Mi amada puso cara de fuchi al probarla, y me pidió que la suya por favor sin esa madre medio verde.

Antes, terminé de lavar platos, y antes antes, de hacer café. Tendré que volver a lavar aquellos en los que serví la pasta y el café... D oye a Travis, no sé ni quién es, pero no está mal; ella misma fue la que al ponerlo, dijo que era la hora del azote. Me gustó que lo dijera.

En EU me compré dos discos de jazz y uno de Woody Allen, yo pensaba que era música, aún cuando estaba en la sección de commedy, se trata de varios shows de cómico ambulante que hizo en los sesentas (del siglo pasado, brrr). No me arrepiento de la compra.

Cada que salgo me lleno la maleta de literatura (ahora sólo fueron 4 libros), y aunque me la chuto a buen ritmo, creo que en cuanto a material, ahora tengo para años, tengo ganas de leer todo, y de conseguir otros libros de los que hablan los que leo, etc.

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