Continúo con el debate publicado en The Guardian sobre filosofía versus ciencia.
Julian Baggini: No sé si es una virtud o un vicio, pero en la filosofía no existe nada parecido a ¡“sólo” desacuerdos sutiles! Pero puesto que llegamos tan lejos como probablemente podamos ir con respecto a la ética, veamos pues la diferencia entre las preguntas “cómo” y “porqué”.
Nuevamente, de acuerdo contigo en mucho de esto. Pero no me persuade, por ejemplo, el argumento de que no hay nunca ningún conflicto entre la religión y la ciencia porque la última lidia con preguntas “cómo” y la primera con las preguntas “porqué”. Las dos no pueden desenredarse tan fácilmente. Si un cristiano argumenta que Dios nos explica porqué hubo un big bang, entonces eso también dice inevitablemente algo sobre el rol de Dios en cómo nació el universo. Pero yo no iría tan lejos como para decir que todas las preguntas “porqué” sólo pueden ser correctamente entendidas como preguntas “cómo”. El ejemplo más claro al respecto es el de la acción humana, para la cual las explicaciones adecuadas pueden raramente darse sin preguntas “porqué”. Hacemos las cosas por razones.
Algunos filósofos y científicos muy obstinados describen lo anterior como una ficción conveniente, una ilusión. Afirman que la explicación real para la acción humana yace al nivel del “cómo”, específicamente, cómo reciben la información los cerebros, cómo la procesan y luego cómo producen la acción.
Pero si queremos saber porqué alguien hizo un sacrificio por una persona cercana, una respuesta meramente neurológica no va a estar completa. La verdad completa va a requerir decir que también hubo un “porqué” implicado: el amor. El amor es de hecho en su raíz el producto de disparos neuronales y de la liberación de hormonas en el torrente sanguíneo. Cómo encajan entre sí los puntos de vista bioquímico y psicológico es algo claramente enigmático, y, como tu disgresión sobre el libre albedrío sugiere, nuestras suposiciones ingenuas sobre la libertad humana son casi con certeza falsas. Pero no tenemos razones para creer que algún día la ciencia haga que nos parezca innecesario hacernos preguntas “porqué” sobre las acciones humanas para las cuales cosas como el amor serán la respuesta. ¿O es esto un sinsentido romántico? ¿No hay ninguna otra razón por la cual te estés tomando la molestia de sostener esta conversación, más allá de estarlo haciendo simplemente porque tu cerebro funciona del modo en que lo hace?
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