1 de octubre de 2012

Claro que se vale enojarse

Hace poco leí una carta a Ann Romney que me gustó mucho: link (A propósito, no estaría mal traducir esa carta). Y también recordé a una conferencista atea de quien traduje un largo post en el que despotricaba de las religiones por reaccionarias y retrógradas y por ser directamente responsables de barbaries y acosos e injusticias. Los dos textos me gustaron porque dejan ver enojo, porque además de ser explícitos se dicen las cosas con dureza, con fuerza, con insultos, como deben de decirse cuando hay disgusto, frustración, y ¿por qué no? rencor.

Y me acordé que yo he tratado de escribir sin tantas emociones, o bueno, sin emociones "negativas". Pues resulta que mentar madres está mal, que lo hace a uno ver poco cool, pareciera que la serenidad es la característica del sabio, del intelectual, del culto del pensador del inteligente y que si uno se enoja deja de serlo. Y claro, hay quienes de manera serena y poco emotiva pueden trasmitir muchísima información, e incluso a veces enojo y desagrado sin dejar de parecer cool y todo lo demás. Pero entonces, ¿por qué me gustó tanto ver posts que demostraban abiertamente la ira, la furia, la impaciencia, etcétera? Estoy empezando a creer que para intentar parecer intelectual me he reprimido, y reprimirme es censurarme solo, ¿y no lo he hecho acaso para que parezca que mis deducciones son objetivas e intelectuales? (Porque ese es el motivo por el que se cree que hay que desterrar a las emociones de los textos no estrictamente poéticos)

Y lo he hecho porque en una ocasión se me acusó de virulento, de tener un ritmo, una selección del lenguaje, que hacían ver que estaba yo extremadamente enojado al escribir. Se me dijo: "cálmate, se nota que reaccionas violentamente, que tu ánimo está turbado", y yo para desmentir esa aseveración me puse a escribir como si nada pasara. Como si nada me importara, cool, indiferente, eligiendo mis palabras cuidadosamente para aparentar la presunta tranquilidad del monje contemplativo. Pues al carajo, esas dos señoras de más arriba me demostraron que a veces está bien escribir encabronado; y si me dicen que se nota, les diré que en efecto, que no tengo porqué estar sereno frente a una situación estúpida o frustrante o condescendiente o injusta o imperfecta; y que si me enojo es porque quiero, y que qué putas les importa si me enojo, que interactúen o no, que me respondan o no, que acepten o no mi enojo, pero que dejen de estar chingando sobre si me enojo.

Jejeje, somos seres emocionales, enojarse también se vale, y hacerlo puede ser catártico, puede dejarnos espacio para otros sentimientos y estados de ánimo. Cuando Loana se enoja nos lo dice: "¡estoy muy enojada!", grita, y nosotros le decimos que eso está bien, que se vale, que es normal porque no se hizo lo que quería, etcétera. Y si así es con mi niña de tres años, ¿por qué no va a estar bien enojarse de adulto?

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