Por el ultramencionado fatídico viaje a Sao Paulo perdí nueve posts de mi avance, al hilo. No pude "recuperar el 'tiempo perdido'" (o bueno, parte dél) hasta que regresé. Ni siquiera durante el viaje, porque la pila de mi laptop está madreada y dura menos de 10 minutos la chingadera. Afortunadamente las traducciones volvieron a hacerme el paro y la pérdida se redujo a siete posts.
Hablé con uno de mis alumnos en el curso ligeramente habilidoso en español, Givanildo, de la economía brasileira. Después de percatarme de lo elevado de los precios en general, comparamos precios en rentas, transporte, comidas, vehículos y ropa, y entendí que en Brasil todo cuesta al menos el doble de lo que en México. Sin embargo los sueldos no son mucho mayores, es más, los trabajadores pagan el equivalente a tres meses de salario en impuestos al año. También me dijo que lo elevado de los precios era porque todos los comerciantes pagan muchos impuestos a su gobierno de izquierda, y por supuesto a quienes terminan cobrándoles el pato es a los consumidores finales.
Es sorprendente que con todo lo que se paga de impuestos allá, la infraestructura esté tan deteriorada. Explicación de mi interlocutor: los políticos se embolsan gran parte del pastel, y reinvierten apenas lo necesario para dar el mínimo mantenimiento que impida que se desmoronen las cosas. La corrupción rampante no deja que se cumplan las promesas socialistoides, y los altos precios no permiten que la hente salga de la pobreza. Cualquier similitud con nuestro México lindo y querido es mera coincidencia.
27 de julio de 2008
Pérdidas, economía y corrupção
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 12:01
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