25 de noviembre de 2011

Bañar a dos no es más fácil

Antes, es decir cuando aún no llegaba Lucas y sólo estaba Loana, bañarla/secarla/empiyamarla/peinarla/e intentar dormirla era cosa de un par de horas, aprox, y por lo general la faena empezaba a las nueve, excepto cuando llegábamos más tarde de casa de los papás de mi amada, y terminaba como a las once, once y media a más tardar si Loana traía mucha pila. Para bañarla me metía primero yo, me lavaba, y luego mi musa me traía a nuestra cría y me la entregaba para que yo la duchara, y al final nos salíamos Loana y yo del baño envueltos en toallas y nos íbamos a la habitación.

Ahora con Lucas es más difícil, no sólo porque Loana está demasiado pesada para que mi compañera lidie con ella o la cargue, sino porque aunque yo bañe a alguno de mis chamacos a toda velocidad, el agua caliente sólo alcanza para que se bañen dos, no tres. Así que la dinámica que se está asentando parece que será la siguiente: Aprox a las siete y media meto a bañar a Loana, yo no me baño, salgo lo más pronto que puedo y la llevo a secar/empiyamar/peinar y tras dejarla lista para dormir (cosa que sigue haciendo hasta pasadas las once) me meto a la regadera con Lucas. Cuando termino de bañar al más jóven de la famiglia, entonces sí llamo a mi musa que lo recoge y se lo lleva a secar/acicalar/vestir y yo me quedo y me lavo.

Como sea, para cuando yo estoy terminando de ponerme la piyama ya son más de las 22, con lo que las tardes-noches de toda la semana son para bañar a los hijos.

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