Ahora con Lucas por acá, hemos logrado mantener el ritmo sólo gracias a la ayuda de mis cuñadas, y en especial de Pita, que ha venido a ayudarnos a bañar al pequeñín, mientras yo me encargo de bañar/secar/cambiar/peinar a Loana... Lucas ya cumplió cinco días de vida, y lo llevamos al seguro a que le hicieran la prueba del tamiz; le punzaron con una herramienta horrenda el talón y le extrajeron cuatro gototas de sangre. El pobre sólo se quejó ligeramente, pero por su expresión fue obvio que le dolió bastante. Como sea, ya acabamos con los análisis, estamos esperando resultados e interpretación por parte de nuestro pediatra, o, en caso de los que le hicieron en el Seguro Social, que nos llamen (si algo salió mal) o que no nos llamen (si todo está OK). Con respecto al tamiz del IMSS, al parecer no news is good news.
Por su parte, Loana, tras la inicial aceptación y muestras enternecedoras de afecto y de cuidado hacia su hermanito, ha estado súper alterada, exigente, chípil, chillona y demandante, por ejemplo ayer no quería irse a la escuela conmigo, pidió enérgicamente que su mamá la llevara, ante lo cual mi musa, madreada y todo, por cariño a nuestra bebota, aceptó ir con nosotros a la guardería (dejando encargado un ratito al bebé). Una vez en la guardería Loana tomó de la mano a mi amada y no la soltó, así que mi compañera se metió con la pequeña a la escuela, y se quedó adentro unos veinte minutos, hasta que finalmente logró zafarse y regresar al auto. Me dijo que Loana se sentó a desayunar, pero que no la soltaba para nada. Pobre de nuestra fierecilla, sabe que nos quedamos a cuidar al bebé, y es celosa, y quiere que nos quedemos con ella... A ver este fin de semana largo, que no habrá guardería, cómo nos va.
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