Hedonismo
El hedonismo, en su forma más extrema, de hecho tienta a muy pocas personas; una vida de indulgencia sensual egoísta es casi el paradigma de una vida sin sentido. La búsqueda de experiencias placenteras atrae la mayoría de las veces a la gente joven, y descubrir sus limitaciones frecuentemente precipita una crisis de sentido. Sin embargo, las formas más sutiles de hedonismo tientan incluso a los sofisticados. Algunas personas creen que sus vidas tendrán sentido si sólo pudieran experimentar las alegrías de una relación romántica perfecta. Otros buscan el sentido en estados dichosos de conciencia transpersonal, o buscan el oceánico sentimiento de unión con el universo. Formas de hedonismo que enfatizan evitar el sufrimiento también nos tientan. Los seguidores del antiguo filósofo griego, Epicuro, buscaban la serenidad en el control racional de los deseos de placeres mundanos. El Buddha enseñó que toda la vida es sufrimiento, y enseñó un sendero al cese del sufrimiento.
Todas esas perspectivas tienen en común que localizan el sentido en lograr ciertos tipos de estados psicológicos. Lo que tiene valor, dicen, es nuestra respuesta psicológica a algo, no la cosa en sí. Sólo los estados psicológicos son inherentemente valiosos o inherentemente malvados. Si respondemos con deleite ante un hermoso paisaje del océano, no es el oceano o su hermosura lo que son inherentemente valiosos; es el estado de deleite que causa en nuestras mentes. El mundo fuera de nuestras mentes nunca es más que instrumentalmente valioso. Los objetos del mundo son valioso solamente por las respuestas psicológicas que le causan a las criaturas sensibles. Sólo la experiencia consciente importa.
De algún modo, esa es una fortaleza de las teorías hedonístas. Sería maravilloso si, al final de nuestra búsqueda de sentido, pudiéramos encontrar una respuesta que no sólo importara de verdad, sino que también nos importara. Imaginar que las experiencias placenteras o dolorosas no le importen a la gente es difícil. Si descubriéramos que la experiencia placentera fuera el verdadero sentido de la vida, entonces se nos presentaría inmediatamente como significativa. Las experiencias placenteras siempre nos importan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario