Miércoles, tres de la mañana, primera contracción... media hora más tarde, otra, y un rato después otra más, y así en la madrugada de ese miércoles mi compañera sufrió como cinco o seis contracciones; la última a una hora de distancia de la penúltima. O sea que se fueron espaciando, pero ya fueron contracciones, o poniéndolo de otro modo Lucas ya estaba tocando la puerta. Como nunca antes había mi musa sentido contracciones, o por lo menos no así, creimos que ya era el día, así que preparé a Loana para la guardería, la fui a dejar, y hablé al trabajo para avisar que faltaría por los días de paternidad que otorga la empresa.
Durante la mañana estuvimos en casa haciendo labores domésticas, y a la espera de que reiniciaran las contracciones. Hubo otras dos, pero con espacio de tres horas entre sí. De todos modos le tocaba a mi amada revisión en el hospital, así que después de un rato nos fuimos hacia allá. La admitieron, salieron a darme su carnet del seguro social, y estuve esperando en una silla de metal incomodísima por cerca de tres horas y media más, hasta que finalmente me llamó mi compañera desde su móvil para hacerme saber que siempre no, que le habían dicho que se regresara, que las contracciones tenían que ser tres cada 10 minutos, casi casi que tenía que llegar con el bebé ya asomándose para que la pasaran a sala de labor o expulsión.
Total que salimos del hospital como a las seis o siete de la noche, y en esta época y con el cambio de horario, de verdad ya era de noche. Yo perdí un día de trabajo y no se legitimó mi ausencia porque no nació Lucas, supongo que tendré que pedir que me lo tomen a cuenta de vacaciones... De todos modos tengo un pendiente en la oficina y quiero dejarlo listo antes de irme de paternidad-vacaciones. ¿Irá a nacer hoy?
1 comentario:
Ah que los bebes y sus falsas alarmas...a mi madre le paso lo mismo, pero bueno, esperemos que Lucas este dispuesto a cooperar la proxima vez
suerte
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