28 de septiembre de 2012

Mudanza laboral temporal

Hace dos semanas nos cambiamos de oficina. Es decir, un viernes (creo) llegaron a decirnos que el espacio nuevo estaba listo, que ya podíamos movernos, y que era mejor que empezáramos a hacerlo de inmediato, etcétera. Yo no sabía nada al respecto, pero vi que iba en serio así que desconecté mi computadora, y la cargué hasta el nuevo lugar designado. Sin embargo el recuento debe llevar algo de contexto, así que me remontaré brevemente al principio.

Cuando empecé a trabajar para la empresa que me tiene contratado, el primero de julio de 2009, mi lugar estaba en la esquina de un microcubículo en el fondo de la planta baja de una casa, amontonado con el Chocos y el Castci, mis compañeros de trabajo, como intrusos en el espacio de otro equipo de trabajo que llevaba rato instalado en ese lugar. El área fue creciendo y hoy en día cuenta con quince empleados/as. Sin embargo, a pesar de haber crecido, de haber hecho páginas y varios desarrollos para la empresa, sólo nos conocían algunas personas de recursos humanos y otras de contabilidad, y eso fue sobre todo porque, recién llegados, por un periodo como de tres meses nos mandaron al edificio principal a trabajar.

Volviendo al pasado reciente: durante los últimos dos meses, el tiempo posterior a la llegada del nuevo director del área, estuvieron tomando medidas y a viendo los espacios unos empleados de un despacho de arquitectos, pues parece que van a remodelar la casa en la que estábamos para dejarla como un lugar modernísimo y comodísimo y cool y genial y estilo google, etcétera. Así que nos mandaron a todos al edificio principal otra vez, en el segundo piso, a un lado del área de noticias, y si bien el espacio es un poquito apretado (lo cual en realidad no importa porque para trabajar en una computadora no necesita uno mucha amplitud que digamos), hemos ido descubriéndole ventajas a estar en el edificio en donde todo se hace, y no semi-exiliados como estábamos en la otra casa. Una de las ventajas es que todo está acá. Con subir o bajar una escalera llegamos con todos los actores involucrados. Otra, es que vemos pasar a las estrellas de la empresa mientras van de camino a la cabina, y cuando van saliendo, y eso es emocionante y nos hace sentir un poquito más cerca del "cielo". Yo creo que la remodelación de la otra casa se va a tomar un año por lo menos, y para entonces tal vez ya ni nos queramos regresar; o quien sabe, si sigo trabajando acá, y nos ofrecen más espacio, comodidades, etcétera, supongo que con gusto nos regresaremos.

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