20 de septiembre de 2012

Una guia para los sin Dios: C9-Juicios (1 de 8)

Capítulo 9

JUICIOS

"Que el hombre que está enojado con las cosas correctas y con la gente correcta, y, además, del modo debido, cuando debe, y tanto tiempo como debe, sea alabado"21
- Aristóteles (384-322 B.C.E), Ética para Nicomaco (Aristóteles 1953:IV.5)

Nuestra búsqueda de sentido nos ha llevado a las emociones. Esto no es sorprendente. Después de todo, la pregunta por el sentido de la vida es la pregunta de lo que de verdad importa, y para que algo nos importe necesita enganchar a nuestras emociones. Desafortunadamente, nuestras emociones pueden ser fácilmente inadecuadas. Las emociones forman un laberinto lleno de la posibilid de giros errados.

El capítulo anterior mostró la complejidad de las emociones y los varios modos en que las emociones pueden estar equivocadas. Consideremos la ira como ejemplo. Enfocar bien nuestra ira, como observa Aristóteles en la cita introductoria, puede ser un logro difícil. La ira puede dirigirse hacia la persona equivocada -- hacia el desposeído en lugar del poderoso que la merece. La ira puede ser causada de modo inapropiado -- no por fechorías sino por una noche en vela. La intensidad de los sentimientos de ira pueden estar fuera de proporción respecto de la seriedad de la fechoría -- ira violenta excesiva, por ejemplo, hacia alguien que marcó un número equivocado. La ira puede estar basada en creencias falsas -- la pluma que alguien creía robada y por la que estaba enojado aparece en su otro saco. La ira puede basarse en evaluaciones falsas -- nadie robó la pluma, en cambio un amigo la tomó prestada. La ira puede enfocar la atención de una persona haciéndola excluir evidencia opuesta -- la ira de alguien hacia su enemigo puede cegarla respecto de las cosas buenas de este último. La ira puede llegarle a alguien sin pensar -- el condicionamiento de los circuitos de ira primitivos e indiscriminados de su cerebro pueden disparar su temperamento antes de que pueda controlarlo. Finalmente, la ira podría no llegar cuando es adecuado -- podríamos estar demasiado distantes geográficamente de la injusticia y la opresión para que nos muevan a la ira.

Juicios emocionales

Notemos cómo el problema de las emociones inapropiadas es similar al problema que aqueja la teoría de valor del deseo real. Es totalmente posible desear aquello que, al conocerlo más de cerca, resulta no ser valioso. Es también completamenet posible no desear aquello que, de conocerlo más de cerca, resultaría valioso. Antes, llamé a estos los problemas de los juicios errados y de la casualidad, respectivamente.

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