Por desgracia, ni todo lo anterior nos exime del compromiso social según el cual podrá no ser tan malo, podrá no ser tan grave, podrá no tener consecuencias, pero sigue siendo una violación a la "propiedad intelectual" (qué término, ¿eh?, --propiedad intelectual--), y por lo mismo sigue siendo un robo, sigue siendo un delito, sigue siendo malo. Sí, robar, igual que mentir, matar, violar, violentar, y un montón de otras acciones, es en la mayoría de los casos síntoma de maldad, corrupción o al menos de pereza moral. Respetar la propiedad es mejor. Y como todos queremos ser buenos...
Eso me lleva al dilema de Richard Stallman, el creador del Software Libre: cuando compras un armario, puedes prestárselo a tu vecino, puedes partirlo en dos y darle la mitad a algún familiar, etc. Pero cuando compras un software en la mayoría de los casos te explican que no lo estás comprando, que es de la compañía que te lo vendió, que lo que estás comprando es el permiso para usarlo, y que no puedes compartirlo ni copiarlo para pasárselo ni a tus hijos, ni a tu esposa, ni a tu hermano, ni a tu mejor amigo, vecino, conocido, etcétera.
Se vuelve ilegal compartir. Compartir es algo importantísimo para el desarrollo humano. Todo el proceso de creación literaria e investigación científica es acerca de compartir. Más allá de que un libro produzca ganancias para el autor, primero el autor tiene unas ideas que quiere sacar al mundo, que quiere darle a otros. En la ciencia también es importantísimo compartir, tanto para que te desmientan como para que confirmen tus descubrimientos. Pero sobre todo, para que otros que están investigando desde sus propias trincheras tengan referencias, puedan saber lo que ya se hizo, puedan basarse en lo que ya se hizo, y el conocimiento avance contribuya al bienestar general. Entonces, esas compañías que te venden "el uso" de su software te ponen en un dilema: 1. respetas el acuerdo que haces con ellas, y básicamente te vuelves antisocial (anti-literario, anti-científico) y dejas de compartir, y le quitas la posibilidad de usar ese programa a tus hijos y demás seres queridos, o 2. cumples con tu deber moral/familiar/social y compartes con tus amigos, pero rompes el acuerdo con la compañía que te vendió el software. Entre dos males, la idea es elegir el menor de ellos, y definitivamente desde el punto de vista comunitario y afectivo y humano el menor mal es romper el acuerdo con la malvada compañía que te quería orillar a ser un hijo de puta.
En efecto, dice Stallman, eliges el menor de dos males, pero no deja de ser un mal, porque romper un acuerdo no es bueno; y por eso es que creó (bueno, él y otros locos nerds del MIT y de otras universidades) la licencia del Software Libre, en la que se vuelve de hecho una especie de obligación compartir, y otorgas (si produces software) todos los permisos y la libertad para copiar, estudiar, y modificar el software publicado con esa licencia.
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