Algunas veces, sin embargo, las emociones de la gente no responden apropiadamente a sus situaciones. Los ejemplos son de gente que tiene depresión, desórdenes de ansiedad, o problemas de manejo de su ira. Estar triste en circunstancias tristes es apropiado, igual que estar preocupado en situaciones preocupantes, y sentir ira frente a las injusticias. Con todo, estar triste, preocupado, o irritable cuando la situación no lo amerita no es apropiado. Las emociones se vuelven entonces disfuncionales.
Aún así, hay formas cognitivas de terapia que pueden ayudar a la gente con desórdenes emocionales. Esas técnicas se basan en el conocimiento que subyace a las emociones disfuncionales --conocimiento ni verdadero ni válido, sino falaz y distorsionado. Las formas cognitivas de terapia no actúan directamente sobre las emociones disfuncionales, sino que actúan sobre los pensamientos distorcionados que están detrás de ellas. Las emociones disfuncionales responden a razones, pero se basan en malas razones. La terapia ayuda a la persona a identificar las suposiciones que está haciendo o los pensamientos que tiene automáticamente en esas situaciones. La terapia ayuda entonces a la persona a entender el modo en que sus suposiciones son falaces o distorcionadas, y a "contestarle" a sus pensamientos automáticos. Mientras que la persona se vuelve habilidosa en identifica y arreglar sus distorsiones cognitivas, sus emociones, con el tiempo y la ayuda de su terapeuta, cambiarán y se volverán más apropiadas.
Por ejemplo, alguien que está deprimido y es incapaz de estimarse a si mismo adecuadamente descubrirá que sus sentimientos negativos están basados en suposiciones distorsionadas que llegan a su mente automáticamente. Podría enfocarse en comentarios negativos recibidos en el trabajo excluyendo comentarios positivos más numerosos. Podría tomarse de modo personal el comportamiento de otros. Tal vez podría relacionar la aspereza de su jefe con el enojo de este mismo hacia él, cuando, la causa más probable es que su jefe durmió mal la noche anterior. Podría ser un perfeccionista, y fracasar continuamente ante si mismo porque asume que una tarea que no fue ejecutada perfectamente no se hizo bien. Por medio de hacerle revisar esos patrones de inferencias falaces y convencerse de lo contrario, su terapeuta puede lograr gradualmente un cambio en su auto-estima y en su estado de ánimo.
El mehollo de esta discusión de la racionalidad de las emociones está contenido en la oración anterior. Las emociones responden a razones, pero frecuentemente responden sólo gradualmente y con ayuda. La explicación de porqué la respuesta es gradual es que nuestras emociones tienen dos trabajos. No sólo deben responder con precisión al mundo que nos rodea, sino que deben guiar nuestras decisiones. Es la racionalidad estratégica de las emociones la que retarda sus respuestas a las razones. Las emociones evitan que la toma de decisiones sea una tarea infinitamente tardada. Para hacerlo, enfocan nuestra atención en lo que aprendieron, correcta o erroneamente, que era información relevante. Simultáneamente alejan nuestra atención de lo que suponen que es información irrelevante. Al hacerle así, las emociones hacen que nos sea difícil poner atención a información que podría ser evidencia contraria. Así que nuestra respuesta a evidencia contraria será lenta, y podría requerir ayuda.
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