25 de septiembre de 2007

De porqués equivocados

Hace poco traté de explicar algunas de mis reflexiones con respecto a ciertas preposiciones, decía que no es igual argumentar que se hizo algo para fulano, que por fulano.

Dentro de esa perspectiva no creo en el por. Pero por lo regular doy una calurosa bienvenida al para.

Recuerdo que hace algunos años llevaba a cabo ciertas acciones ligeramente estúpidas que me hacían "invertir" tiempo y dinero, con promesas de tener en un futuro no muy lejano, tiempo y dinero. Por esas actividades descuidé relaciones personales y como siempre, estas se transformaron, siguen siendo valiosísimas aunque de modos muy distintos a los de ese entonces.

Recuerdo que en aquel tiempo me dejaba apantallar por el brillo de cuentas y cascabeles. Quería lo que me vendían y perseguí (eso sí, sin mucho ahínco) la zanahoria que me mostraban. Ahora bien, en aquel tiempo, era fácil mentirme (que me mintiera a mí mismo), y entonces me engañaba argumentándome que todo eso que yo quería, era en realidad para mis seres queridos, e incluso, era lo que ellos querían aunque no supieran, y entonces, no les podía fallar... Estaba haciendo ese sacrificio por ellos.

Vaya confusión y cocowash. Hoy que tengo un empleo y llevo y cuido mis cuentas, sé que mucho de mi esfuerzo está destinado a sostener un humilde status quo (un techo, algunos gastos, pasajes, alimentos, vestido, etc). No tanto el ideal, sino el que puedo, y por supuesto que dentro de lo que puedo, lo que quiero.

Ahora bien, incluso si yo pensara que con estas actividades eventualmente tendré un mayor margen de maniobra económico y temporal. Incluso si mi ambición fuera usar ese espacio futuro para compartir más y mejor con D (situación que depende de ella también). Incluso ahí, sé distinguir que lo hago por mi ambición, que también podría ser compartida, pero no concretamente, por ella.

Suena raro y egoista, pero creo que cada uno debe encontrar sus razones personales para seguir en actividad, y esas deben estar dentro de uno. Compartirlas con los seres amados es hermoso. Compartirlas, no adjudicarlas.

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