El lunes fui a una conferencia de Richard Stallman, en la fac de ingeniería de la Unam. Nunca me enteré del nombre de la conferencia, pero habló de lo que suele hablar. El software es una serie de instrucciones para que una máquina funcione de un modo u otro. Es información valiosa de utilidad y uso general, por lo que compartirla es beneficioso para la comunidad. Las compañías, en su avaricia implementan un contrato que le prohíbe al usuario compartir esa información. Obligan así al usuario a volverse antisocial, porque en teoría, cuando llegue uno de sus amigos y vea el programa, y le parezca lindo, y le pida una copia, tendrá que negársela aunque a él no le cueste nada. O si el usuario se sintiera potenciado y facultado para sus actividades gracias al software, y quisiera pasárselo a su novia, no podría, a menos que rompiera el trato que aceptó al comprar el programa. ¿Infringir la ley o no tener amigos?
Entre dos males, ¿elegir el menor? ¿Hacer una copia y violar el contrato del tirano que quería impedirnos compartir?, dice Stallman que es sensato elegir el menor mal, pero, no deja de ser un mal. Romper un acuerdo no deja de ser algo negativo, sobre todo cuando las compañías pueden utilizar la fuerza pública para castigar al infractor. Fue por eso que Stallman inventó una licencia inversa, al revés y contraria. Que otorga las siguientes cuatro libertades al usuario:
0.- La libertad para ejecutar el programa, para cualquier propósito --Cuando las compañías quieren restrigir hasta donde puede un usuario ejecutar un mismo programa, instalado en su máquina, según la tarifa que haya pagado.
1.- La libertad para estudiar cómo funciona el programa, y de adaptarlo a las propias necesidades --Las compañías de software por su parte, mantienen su código secretísimo, de hecho, lo encriptan y compilan de manera que nadie pueda ver qué está pasando adentro, lo cual por supuesto es un riesgo a los datos de cualquier usuario.
2.- La libertad para redistribuir copias para que puedas ayudar a tus semejantes --Contrario a todo lo que decía más arriba que en su voracidad hacen las compañías de software en la actualidad.
3.- La libertad para mejorar el programa, y hacer publicas las mejoras, para que toda la comunidad se beneficie --Cuando la norma es que si un día tú mejoras algún desarrollo, estando fuera de la compañía que lo hizo, y luego publicas el programa mejorado, lo más probable es que te demanden.
Esas cuatro libertades (independientemente del hecho de ejercerlas o estar facultado para ejercerlas) son requisito para que podamos usar y escribir software sin correr riesgos, sin restringir a otros en sus libertades, y sin restricciones a las nuestras. Mientras que las compañías de software ven al mundo virtual como un lugar que colonizar, la Fundación para el Software Libre lo ve como un espacio para ser libre. Yo estoy del lado de la FSL y de Richard Stallman, que pugnan por el abandono de los programas restrictivos, me parece lo más sensato y valiente, pero como no soy un santo, también uso de vez en cuando software privativo. Tal vez en un futuro, y si todos contribuímos un poquito, sea menos difícil acercarse a la santidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario