Despues de hablar de la plausibilidad del estudio del lenguaje como un órgano más (como decía en el primer post de la serie), y de preguntarse con respecto a la existencia de una Teoría del aprendizaje y postularla desde un punto de vista científico: acotando a un Organismo (O) y a un Campo cognitivo (C), y con un procedimiento de estudio comparativo (como "resumí" en el segundo post) se puede establecer una Teoría de Aprendizaje (TA), Chomsky se pregunta entonces con respecto a las características de los Campos cognitivos que ofrecerán TA(O,D)s interesantes.
Deberán ser TA(O,D)s por encima de las que usan meramente prueba y error, generalizaciones, etc. Campos en los que se puedan alcanzar estructuras cognitivas ricas, complejas y altamente articuladas, con uniformidad considerable entre los individuos de la especie. Algunos de los Campos que podrían considerarse son: la habilidad para identificar rostros o reconocer melodías, etc. Es decir aquellos campos para los que los humanos tienen habilidades notables.
Entonces, dado un O, si desarrollamos un sistema de TA(O,C)s para varias elecciones de C, en cierto sentido se podría llegar a la teoría de la mente de O. Así, según Chomsky, la manera adecuada para exorcisar al "fantasma en la máquina" es determinar la estructura de la mente de O y sus productos.
Si por el contrario, se eligieran Campos cognitivos que estuvieran fuera de la capacidad cognitiva de O, este estaría perdido ante la evidencia y recurriría a asociaciones, prueba y error, generalizaciones, etc. Pero no aprendería de la manera intuitiva e inconsciente que caractaríza al lenguaje y otros campos en los que los humanos destacan. Esto quiere decir también que hay límites muy estrechos en cuanto a los Campos en que podemos aprender, igual que en aquellos que podemos investigar científicamente. Sin embargo no se puede hablar simplemente de límites, porque esas fronteras son las que permiten precisamente que se pueda desarrollar conocimiento a cierta profundidad, en campos donde hay verdadero progreso.
Habla entonces del fracaso casi total para desarrollar una teoría científica que ofrezca alguna profundidad en la explicación del uso normal del lenguaje (u otros aspectos del comportamiento), a pesar de tratarse de dudas milenarias. Y no excluye que las capacidades científicas humanas no se extiendan a dicho campo (o cualquiera que involucre el ejercicio de la voluntad).
Estudiar tareas retadoras intelectualmente, al límite de la capacidad (como el ajedrez, que no está tan lejos de la capacidad cognitiva como para ser una fuente de rompecabezas insolubles, pero está lo suficientemente alejado de nuestras habilidades naturales como para que siga siendo interesante y sorpresivo) puede darnos ejemplos con respecto a los límites, nada más. Por lo tanto, Chomsky sugiere que antes de explorar las fronteras hay que enfocarse en los básicos, para lo cual desarrolla un ejemplo linüístico con respecto a la construcción de preguntas, pero de eso hablaré más en la próxima y última parte de este larguísimo "resumen".
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