Lucas es nuestro changuito, es hermoso, sonriente, pícaro, extra inteligente para su edad, normalmente obtiene lo que quiere y cuando no cuidado, porque su carácter de alegre y amistoso se vuelve hosco y gritón. Pelea por lo que desea, como un día en que se puso a perseguir a Loana por toda la habitación porque quería quitarle una cestita de verduras de plástico; cuando finalmente la hermana mayor se dejó alcanzar y Lucas empezó a querer quitarle el objeto del deseo, la lucha fue bastante aguerrida, con una agresividad que no le conocíamos al pequeñín, gritos de guerra, empujones, manotazos, y de todas las mañas que podía aplicar... Claro que todo eso a Loana le daba mucha risa, ya veremos en un par de años si le sigue pareciendo divertido.
Por su parte Loana es una mandoncita de lo peor, por ejemplo, ahora que ya hace pipí y popó en el baño, nos avisa, la llevamos, le ponemos su banquito y su adaptador para la taza, le ayudamos a desvestirse, y a sentarse para que evacue a gusto. Un día me dice: "papá, te sales". Y cuando ya estaba del otro lado de la puerta: "le cierras". Y cuando estaba cerrando: "y me esperas ahí". Me encanta cuando usa mi nombre, imitando a su mamá: "Emiliano, ¿vienes a ver la tele a la sala conmigo?". O ya de noche, antes de dormir, ve algunos videos en youtube, en la computadora de mi musa, y cuando termina el que nosotros habíamos designado como "el último" ella se baja de la cama, va hacia la computadora, toma el mouse y da clic en algún otro recuadro y nos dice: "es el último video, ¿eh?".
Estar con ellos de vacaciones es tanto agotador como asombroso, es conocerlos poco a poco, entender sus carácteres, los rasgos que traen ya de nacimiento, y ver cómo superan todos los obstáculos que se les presentan.
23 de diciembre de 2012
El carácter de los críos
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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