10 de diciembre de 2012

Una guia para los sin Dios: C10-Holismo (2 de 11)

Lo que importa es algo particular para cada uno de nosotros. Frecuentemente nos encontramos con actividades diferentes disfrutables-para-cada-uno-de-nosotros, o con personas distintas merecedoras de la ira de cada uno de nosotros. Algunas veces necesitamos una respuesta coordinada a un evento o persona. Entonces necesitamos compartir los juicios emocionales: Lo que él hizo merece la ira de todos. En asuntos de moralidad interpersonal, debemos hacer juicios emocionales que son universales. Para darnos cuenta de lo que nos importa a cada uno, sin embargo, necesitamos hacer sólo juicios emocionales particulares.

Nuestra búsqueda no es solamente de lo que se siente como que importa, sino de o que de verdad importa. ¿Pueden nuestros juicios emocionales ser verdaderos? La pregunta sobre la veracidad nos ocupará por varios de los siguientes capítulos. ¿Tenemos suficientes razones para pensar que un juicio emocional es el tipo de cosa que puede ser verdadera? Esperamos veracidad de nuestras creencias pero no de nuestros deseos, emociones, y otros estados mentales. La pregunta de si los juicios emocionales pueden ser verdad depende de la pregunta previa de si son el tipo de cosas, o creencias, que pueden ser verdaderos o falsos o de si son algo más, tales como expresiones de nuestros sentimientos, que no pueden ser verdad o mentira. Son los juicios emocionales creencias?

El problema

Los juicios emocionales son hipótesis sobre las emociones que tendríamos bajo condiciones libres de distrosión. Los juicios emocionales predicen nuestras emociones en circunstancias posibles, pero inexistentes.

Por un lado, los juicios emocionales parecen creencias. La actitud más natural hacia una hipótesis o predicción es cognitiva. Postulamos, asumimos, consideramos, estamos seguros que, o estamos convencidos de una hipótesis. Cuando pensamos que una hipótesis es verdadera, entonces creemos en ella. Las predicciones son cognitivas, no emotivas. Las predicciones son creencias sobre qué sentiríamos en circunstancias ideales. Los juicios emocionales tienen un rol cognitivo.

Por otro lado, los juicios emocionales parecen emociones. Los juicios emocionales son evaluativos. Cuando hablamos de alguien que es admirable, o merecedor de ira, ya cruzamos la línea entre juicios de hechos y juicios evaluativos. Los juicios evaluativos tienen algo que los juicios factuales no tienen: nos tocan de cierto modo; nos enganchan; nos dan razones para preocuparnos o actuar. El filósofo Peter Railton lo pone de este modo: "Sería una concepción intolerablemente alienada del bien de alguien imaginar que dicho bien podría fallar de cualquier modo en engancharlo." (Railton 1986:9) Cualquier respuesta a la pregunta de qué es significativo debe ser una respuesta que nos importe; queremos una pregunta que enganche nuestras emociones. Los juicios emocionales tienen fuerza emotiva.

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