28 de diciembre de 2012

Una guia para los sin Dios: C10-Holismo (4 de 11)

Juicios y Emociones

Las emociones están involucradas en tipos muy específicos de juicios de valor, como cuando juzgamos que alguien es admirable o despreciable o juzgamos un evento como disfrutable o aburrido. Y ya sea que las emociones tengan juicios de valor cognados (admiración/admirable) o podamos constuir fácilmente un juicio de valor asociativo (ira/merecedor de ira). La perspectiva más simple de los juicios evaluativos sería que un juicio emocional exprese la emoción cognada. Cuando decimos que esto y lo otro es aburrido, estamos expresando nuestro aburrimiento de hecho con ello. Este punto de vista hace automáticamente una conexión con un juicio emocional y su emoción cognada. Sin embargo, este punto de vista implica que los juicios, como expresiones de la emoción, no son del tipo de cosa que pueda ser cierta o falsa.

El punto de vista de que los juicios emocionales son expresiones de su emoción cognada hace a la conexión entre juicio y emoción demasiado apretada. Alguien que está en duelo por la reciente pérdida de un ser amado podría ser incapaz de disfrutar la vida, sin embargo puede juzgar sinceramente que la vida es, de hecho, disfrutable. No deberíamos tomar el juicio de esa persona de que la vida es disfrutable como una expresión de su disfrute de la vida. En su luto, no está disfrutando la vida para nada. Cuando hacemos juicios emocionales, tratamos de compensar cualquier factor inusual que creamos que podría estar afectando a nuestras emociones y nos está llevando por mal camino en nuestros juicios.

Los juicios emocionales son predicciones respecto de las emociones que tendríamos en circunstancias posibles (pero rara vez reales) en las que estamos libres de las distorsiones a las que las emociones son propensas. Algunas veces nuestra emoción real es la misma que la emoción que predijimos, y algunas veces no lo es. Sin embargo, las emociones predecidas no son emociones reales.

Para ver esto, imaginemos a alguien que no admira a cierta figura pública, pero que predice que se volvería un admirador si supiera más sobre ella. Su predicción no es la verdadera emoción de admiración.

De modo similar, alguien puede predecir, hoy, que cuando un amigo suyo mayor muera en el futuro, se sentirá triste y apenado. Juzga correctamente que la muerte de su amigo será un evento triste para él. Juzgar dicho evento futuro como algo triste y predecir su pena futura no es de hecho estar de luto en el presente. El juicio y la emoción son diferentes.

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