Loana está grandísima, ya mide un metro con 3 centímetros, ya se expresa excelentemente, y usa términos impropios de una infanta: "descuida papá, ya me voy a poner las zapatillas, ¿eh?"; ¿de donde habrá sacado ese "descuida"? Por otro lado todavía tiene medio cuatrapeadas las nociones temporales: "¿cuando te hiciste este moretón en la rodilla?, el viernes, ¿qué día es hoy? es viernes" todo en lunes por la mañana; pero eso sí, cuando quiere algo, lo exige en ese instante y no acepta prórrogas. Por ejemplo, quiere cenar galletas con nutella y se pone a gritar que las quiere "ahora", y si le dices que en un momentito porque le estás preparando el biberón a su hermanito, responde que "no, quiero galletas con nutella ¡ahora!", e insiste hasta que obtiene lo que desea.
Otro detalle que me tiene asombrado y encantado es que no es crédula; por ejemplo, ya queremos quitarle el biberón de las noches, así que un día le dije que ya se nos había acabado la leche y que no podía hacerle su biberón... "A ver tráeme la lata papá", y yo que sabía que la lata estaba a la mitad..., en otra ocasión se despertó en la mañana con ganas de hacer galletas, era muy temprano y mi musa le dijo para quitarle la idea y poder seguir durmiendo que ya no había harina; "Sí hay, ahorita la traigo". Afortunadamente en el camino se le atravesó una bolsa de platanitos deshidratados o algo así, que le hicieron olvidar el impulso galletero. Pero el último y definitivo síntoma de que ya es una niña grande y que no tarde en dejar el nido, es que ya avisa y hace pipí y popó solita en el baño... Ya no usa pañales ni para dormir. Ya dejó para siempre esa etapa en la que yo le limpiaba la coliflor varias veces al día, y sí, estoy feliz por ella, pero no dejo de ponerme nostálgico porque definitivamente ya no es una bebé, ya es toda una princesita.
Lucas por su parte ya camina muy bien, con gruñidos y gritos y gestos se da a entender perfecto; ya duerme casi toda la noche, y tiene una motricidad y habilidades físicas impresionantes. Es un atrevido - atravancado y un loco, pero además tiene la cualidad de ser simpático, de conquistar a quien sea que ande a su al rededor. Todo empieza con una sonrisa tímida, y ya que captó la atención de su víctima empieza a hacer ruidos con tono de pregunta: "¿baaaa?", "¿bu-tiii?", etcétera. Luego hace alguna gracia, como señalar hacia arriba, o algún gruñido, o sarandear el barandal de su cuna; y si finalmente el hechizado se acerca más le sonríe francamente, y luego le da los brazos para que lo liberen de la cuna. Tiene instinto conquistador mi pequeñuelo, y sus habilidades no harán más que aumentar.
Platicando con una compañera del trabajo le dije que me sentía muy afortunado de haber tenido a mis pequeños a esta edad, es decir a mitad de mis treintas, porque veo a los chavos de entre 18 y 28 que tienen hijos hoy en día, y no les ponen atención a sus críos, no los cuidan, no los entienden, no los observan ni escuchan, no los ven crecer ni aprender. Yo sí, y eso me fascina, y los adoro, y los voy a cuidar muchísimo.
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