12 de febrero de 2010

Opciones: ¿venderle mi alma al diablo?

Resulta que tengo un buen empleo en donde exploto mis capacidades intelectuales, aprendo diario cosas interesantes y nuevas, trabajo al lado de mis mejores amigos, mis jefes son bastante abiertos y buena onda, estamos teniendo logros muy significativos e importantes para el corporativo que nos paga, nos están asignando proyectos cada vez más grandes y complejos, me pagan por encima del promedio mexicano (que no es mucho) digamos que el doble o triple de la media, el horario es delicioso sobre todo por la hora de salida (de 7 a 15)..., en resumen me siento super a gusto con todo lo anterior.

Ahora bien, con la llegada de Loana y sus necesidades: los pañales y la ropita y los muebles y los biberones y la fórmula y las toallitas limpiadoras y el pediatra y los trapitos y los baberos y las cargas frecuentísimas de lavadora y los jabones y los enjuagues y las cremas y las pomadas y los etcéteras; por desgracia ya no me alcanza el dinero y necesito ponerme a buscar más actividades redituables. Sobre todo porque dentro de a más tardar seis meses Loana empezará a ir a la guardería, que si fuera hoy en día ya hubiera tenido que ir a empeñar mi compu para pagar un mes de colegiatura. ¿Mis alternativas a corto plazo? Vender mis conocimientos y habilidades. Tal vez deba dar cursos de idiomas, o vender traducciones, o hacer sitios web, o integrar diseño gráfico a distintas aplicaciones, o leer en voz alta para ciegos (¿pequeños milagros?), o sacar un comal a la calle y vender quesadillas o agua de limón a 10 pesos el vaso.

Otra cosa que debo hacer para destrabarme es concluir los esfuerzos inconclusos, el sitio web de mi papá, el sitio web de base-radix, etc. En fin, que la cosa es ponerse en acción ya, nada de estar esperando la configuración planetaria perfecta or else. Más que "a trabajar", mi frase de momento es: "a ganar más dinero".

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