13 de octubre de 2010

El piso cero punto cinco

Cuando empecé a trabajar en donde trabajo, solía dejar el coche en la calle, en la cuadra donde también está la puerta de entrada. La empresa no me da estacionamiento, a pesar de que tienen uno en el sótano, entonces tuve que lidiar con unos microgangsters que se adueñaron de todos los espacios que pueden servir de aparcamiento (coño) en la zona circundante. Los fulanos cobran, si no han subido el precio, veinticinco pesos diarios por dejarte usar la vía pública. Uno puede ponérseles al brinco pero es en detrimento del propio vehículo. De por si, al dejarlo ahí a la intemperie debajo de los árboles siempre terminaba completamente cagado por la fauna circundante, sin contar con que si recibía un golpe o un rayón nadie se hacía responsable de nada. Ya ni porque estaba "encargado".

Un día, tras una tremenda tormenta, salí y encontré mi coche cubierto con una capa de lodo, había quedado justo frente a un charco y cada coche que pasaba le ponía una capa extra de lodo; entonces fue el colmo y me puse a buscar un estacionamiento o pensión en donde dejarlo guardado. Resultó que no muy lejos había uno, techado y todo, con unos elevadores para coches con los que suben y bajan los vehículos a los cinco pisos que usan de parking (yeah). Ahora bien, si llego a dejar el coche antes de las ocho de la mañana, me toca subirlo a mi, si llego después, puedo entregarlo a los empleados del lugar para que ellos lo suban. Cuando lo he subido me he dado cuenta de que para llegar al primer piso, el elevador pasa por otro piso, uno que está entre la planta baja y el primero... uno en el que nunca se abre la puerta, uno que se nota también cuando bajo por las escaleras tras dejar el coche estacionado. ¿Es acaso un piso vacío?, ¿uno tapiado donde dejaron enterradas a algunas personas?, ¿o será donde están las máquinas que mueven los montacargas?, pero en ese caso, ¿ocuparán todo un piso?, ¿no será un narcopiso?... Mejor aquí detengo mi especulación porque si le atino podría estar exponiéndome a un riesgo innecesario.

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