4 de octubre de 2010

Vender condones en la secu no es negocio

Mi peor aventura comercial no fue Amway, ahí sé que me transaron, y lo hicieron por medio de un sistema especializado en transar sin que lo parezca, sin que se sienta, etc. Tampoco he tenido tantas aventuras comerciales, una vez en un mercado de pulgas en Montpellier, por ejemplo, no me fue tan mal, llevé un montón de cosas viejas y usadas que de otro modo se hubieran ido al basurero, y les saqué un poquito de dinero con el que luego no recuerdo qué hice, pero no lo invertí en las bases de mi inexistente imperio. Como sea, mi peor aventura comercial fue la venta de condones en la secundaria.

Todos los chavitos hablábamos de sexo sin saber nada al respecto, las películas que nos llegaban vía la TV pública pasaban a grupos de perdedores oprimidos adolescentes intentando ligarse a las chicas más guapas del campus, que salían obviamente con los deportistas cool y abusivos; y claro, los nerds (con quienes me identificaba) al final ganaban, por las razones más estúpidas que puedan concebirse. Todos hablábamos de sexo, pero nadie se atrevía a pararse en el mostrador de una farmacia para pedir un condón, y sin condón, ya se sabe, embarazo. Y a los catorce o quince años nadie quiere ser papá y tener que trabajar y llevar dinero y dejar de ser un mantenido irresponsable, así que sin condón, nadie podría cumplir las fantasías de las que alardeaba.

Mi idea, entonces, fue volverme el proveedor clandestino de condones, puesto que yo no era una señora de mostrador sino un chavo como los demás, no se avergonzarían de pedirme "el material", yo lo vendería con un excelente margen, y me volvería millonario (además de benefactor público amado por mis clientes y sus amantes) en ese año de escuela. Pero la cosa no funcionó. Corrí la voz de que tenía condones y los vendía pero nadie se me acercó, incluso algunos empezaron a tratarme raro, distantes, sin ninguna familiaridad, como si les avergonzara juntarse conmigo. Total que me quedé con una gran caja de cincuenta condones chafas que había conseguido en una farmacia del papá de un amigo, que caducaron antes de que yo empezara a tener relaciones sexuales y pudiera utilizarlos. En retrospectiva sé que "el target" en realidad fanfarroneaba sin haber experimentado nada, que tener un condón para ellos era llevarlo en la cartera por seis meses o un año para finalmente sacarlo en una de esas en una discoteca o un concierto, inflarlo y aventarlo, y escandalizar a uno que otro ñoño circundante. Tal vez habría tenido que atacar el mercado femenino, pero a esa edad y en esas circunstancias de cualquier forma no creo que hubiera funcionado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

fuiste un visionario, no estaban preparados los chavos. si lo haces ahora, seguro que te forras.

Xico