25 de febrero de 2011

Tachecitos y palomitas

Ahora en la oficina se les ocurrió una idea de esas que denomino super-duper-genialísimas. Como el director quiere tenernos checados y cortitos porque siente que estamos dando menos del 5000% que deberíamos, tuvo la brillante idea de manejar un esquema de tachecitos y palomitas según el rendimiento de cada cual. Si cumplimos con nuestros entregables a tiempo entonces obtendremos una palomita, si no lo hacemos así, entonces nos pondrá un fatídico tache. Al final de un lapso, el que tenga más palomitas se gana un premio y el que tenga más taches se va (chan chan chan cháaan)... Ahora bien, la calificación garrote-zanahoria no sólo aplica para los entregables, sino también para la puntualidad, la iniciativa, la disciplina, y algunos otros parámetros medidos desde la dirección de direcciones (¿La presidencia?).

En realidad me parece de lo más estúpido porque en su afán de tomar las riendas los directivos quieren evaluar cosas de las que no saben nada. No saben programar y normalmente cuando les intentamos explicar el porque de algún retraso en términos técnicos ponen cara de juat, y a pesar de que dicen "entiendo perfecto" es evidente que no lo entienden. Lo que deberían hacer aquí es decirle a nuestro Gerente, el Chocos, que evaluara el desempeño de su equipo y él les dijera si alguno está mal o bien, y si merece premios o castigos o ser despedido o lo que fuera. No que ellos se pongan a decidir lo bueno y lo malo desde otros parámetros externos.

Y está mal también, porque pueden llegar a cometer errores estúpidos, como por ejemplo regañar o correr a alguien que en realidad es extremadamente valioso para el equipo. Por ejemplo, el Director del área, para reprender al buen Óscar explicaba el otro día que no le gustaba que nos desviáramos e hiciéramos otras cosas, que era como si él diera la órden de tirar el ancla y nos pusiéramos a trapear la cubierta... Pero en realidad, puesto que nosotros sabemos de programación y él no, es la revés, tal como respondió Óscar, es como si el director diera la órden de trapear la cubierta cuando es imperativo tirar el ancla. Como sea podríamos estar salvando el barco de un mal capitan, pero igual luego seremos acusados de insubordinación y, de menos, azotados.

La verdad la situación me decepciona un poco. Creo que las decisiones técnicas deben tomarlas personas capacitadas, no directivos. Por otro lado, los directores deben ser capaces de escuchar razones, y no impacientarse por creer que se los quiere uno chorear. Si hemos entregado todos los desarrollos que nos han pedido (no siempre a tiempo, pero tampoco nunca nos hemos retrasado demasiado), deberían tomar en cuenta el historial y creernos, a menos que de plano sea evidente que estamos diciendo idioteces. No sé porqué ha cambiado el modelo de liderazgo de nuestra área si se supone que vamos súper bien y que la empresa está contenta con lo que hemos entregado y nos ve ya como un área digna de respeto y atención, etc. ¿O será precisamente por lo mismo?

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