16 de febrero de 2011

Lo que las mujeres quisieron decir...

Tengo la fijación de siempre leer los libros que me prestan o me regalan. Claro, a veces tienen que esperar varios meses en la fila, porque tengo un montón de lecturas programadas y muy poco tiempo. Calculo que gracias a Loana mi capacidad lectora bajó de unos sesenta - ochenta libros anuales, a cerca de 20. Así que hay libros que recibí el año pasado que todavía no leo, pero que seguramente leeré en algún momento de la vuelta al sol iniciada hace 47 días. Con los libros que yo compro no pasa igual, ahí tengo por ejemplo desde hace como tres o cuatro años el de A Power Governments Can't Supress, del viejo sabio Howard Zinn (Requiescat in pace), que de hecho se me antoja, dadas las revueltas mediorientales recientes.

Como sea, hace menos de un mes, en un post ligeramente antirreligioso, en el que aceptaba que pudiera haber sabiduría en los textos sagrados, al final decía que si a esas nos íbamos también en los de superación personal, y hasta en los más chafas, moralistas y retrógrados se podía encontrar a la vieja condensadora de experiencia y conocimiento; pero que no por ello me pondría a leer libros de ese tipo, puesto que prefería otra clase de autores, de naturaleza más filosófica y menos dogmática.

Hoy me estoy mordiendo la lengua, tragándome mis propias palabras, porque había olvidado que tenía en la fila el famoso libro de Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, precisamente de John Gray (de quien renegué en ese post), libro que me prestó y hasta sugirió mi mamá. Lo curioso es que aunque no me dejo enredar por su discurso, y no me gustan las explicaciones proporcionadas, ni las metáforas usadas, leyéndolo me he encontrado con descripciones bastante certeras de algunos de los problemas que hace no tanto tuve en mi relación con mi musa. Las soluciones propuestas por gray en resumidas son: a) entiendan que son tan diferentes como si fueran de planetas distintos. b) acepten al otro(otra) aún con esas diferencias, es más, c) conozcan dichas diferencias para poder ser comprensivos cuando alguna dellas los frustre.

Y ya, básicamente eso es, a partir de ahí se pone a enumerar diferencias, que son ciertas hasta un punto, las explica con metáforas y ejemplos de plano burdos, e.g: C.6-Los hombres son como bandas elásticas, C.7- Las mujeres son como olas. Como sea, decía que hay partes en que describe situaciones que seguramente son lugar común en las relaciones de pareja, y algunas de las soluciones propuestas son suficientemente sensatas como para que valga la pena intentarlas. El libro, como literatura es basura, pero como texto dedicado a orientar a parejas que quieren seguir juntas no me parece malo. Eso sí, asume que la pareja (y solamente la heterosexual) es la estructura deseada por todos los seres humanos sin excepción, cosa que de no ser así le quitaría todo sentido al texto. Supongo que es un buen libro cuando hombres y mujeres andan confundidos y frustrados respecto del sexo opuesto. Yo de hecho se lo recomendaría a mis amigos interesados en relaciones más armónicas con sus quereres; no porque a mí me haya funcionado (apenas voy a la mitad) sino porque a pesar de tratarse de un texto hasta cierto punto sexista, es sensato en muchos de sus planteamientos, y ofrece explicaciones (tal vez simples y erradas, but hey) para detalles que de otro modo se presentan como misterios inexcrutables y tremendos. Es un buen punto de partida. Ya para la vida cotidiana no hay como ir conociendo las particularidades de tu pareja.

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