El rol de la funcionalidad y del propósito en la tecnología de sus días influyó en Aristóteles para aplicar el marco de búsqueda de propósitos para responder a la pregunta de cómo vivir:
Presumiblemente, sin embargo, decir que la felicidad es el mayor bien parece un lugar común, y un claro reporte de lo que aún es deseado. Esto tal vez podría darse, si pudiéramos primero determinar la función del hombre. Porque del mismo modo que un flautista, un escultor, o cualquier artista, y, en general, para todas las cosas que tienen una función o actividad, se cree que el provecho y el "bien" residen en su función, y así parece ser para el hombre, si tiene una función. ¿Tiene el carpintero, entonces, y el curtidor, ciertas funciones o actividades, y el hombre ninguna? ¿Nace acaso sin una función? ¿O tal y como el ojo, la mano, el pie, y en general cada una de las partes evidentemente tienen una función, puede uno establecer que el hombre tiene similarmente una función aparte de todas esas? ¿Cuál, entonces, puede ser esta? (Aristóteles 1953:I.7)
El antiguo marco conceptual de Aristóteles, un modo de pensar que los filósofos etiquetan como "teleológico", sigue con nosotros. Para avanzar en nuestra búsqueda, debemos, como Sartre en la apertura de este capítulo, rechazar por completo este modo de pensar respecto del sentido. Debemos reorientar nuestra búsqueda lejos del propósito de la vida y hacia el descubrimiento de cómo evaluar lo que de verdad importa.
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