Hay varios detalles de la adquisición del lenguaje en Loana que nos hacen ver que está avanzando muchísimo: hace algunos días, se enojó porque no podía encimársele a Lucas, pues mi amada le llamó la atención y puso barreras físicas de por medio, y entonces nuestra fierecilla exclamó: "pinshe Lucas", con lo cual tanto mi musa como yo tratamos de engañarla y de decirle que no, que no habíamos dicho pinche, sino chinche, o trinche, o compinche, pero por supuesto que no nos creyó. A la mañana siguiente Loana se enojó con su mamá, y mientras iba a su cuarto dijo: "pinshe mami". A mi compañera y a mí nos dio muchísima risa, pero también nos preocupó por el lenguaje que estamos acostumbrados a usar.
Otro día, también de la semana pasada, Loana se enojó mientras le prohibíamos ciertos tratos hacia Lucas y en lugar de desquitarse con nosotros, como normalmente intenta, le dio un sape a su hermanito. Mi amada se puso instantáneamente fúrica, y le dio un manazo que hizo llorar a nuestra pequeña. Al día siguiente por la mañana, nuestra fierecilla llegó con mamá a preguntarle: "oye mami, ayer me diste un (ojo, aquí viene) ¿cómo se llama?" y pegaba suavemente con su manita sobre el dorso de la mano en la que mi musa había aplicado el castigo, "¿un nalgazo?"
Eso nos enterneció tanto que casi nos ponemos a llorar, para empezar el que empiece a preguntar que "cómo se llama" algo, cosa nunca antes preguntada por ella y de por sí un salto cualitativo hermoso; pero también la palabra compuesta de nalgada y manazo, nalgazo, con lo que relacionó los dos tipos de golpe que ha recibido hasta hoy. Primero fue una inútil nalgada que le di hace no mucho, y por la que todavía me reclama de vez en cuando, y luego, hace algunas noches, un manazo. El que mezcle términos para decir lo que quiere decir, como cree que va a ser más claro, es otro salto cualitativo. Me encanta ver crecer a mi hija, percatarme de cómo se va armando el sistema de sintáxis en su mente es un gran privilegio.
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