8 de junio de 2012

¿Porqué lo devolvió?

El taxista del post anterior, tuvo en su poder el celular de mi amada por tres horas, al principio negó tenerlo, y cuando mi compañera con su característico tono de voz firme le dijo que él tenía que haber escuchado una alarma a las cuatro de la tarde, cambió por completo su versión (de nunca haber visto el teléfono) y lo entregó y nos llevó hasta nuestro destino. ¿Qué fue lo que le pasó que lo hizo reconsiderar? ¿Qué pensó, qué le dió miedo, o qué lo hizo sentir culpable? Ya tenía al aparato escondido al fondo de su guantera, y apagado, la conclusión a la que llegamos es que se lo quería quedar. Y si se lo quería quedar, ¿qué lo hizo cambiar de parecer? Pues no lo sé de cierto, pero conjeturo.

1. Compasión: vio a mi musa con el bebé, a mí cargando a Loana, y se identificó con nosotros, padres de dos pequeños, y empatizó. Se puso en nuestros zapatos, e imaginó lo que él sentiría si le robaran su teléfono. Entonces se compadeció y modificó su deseo, y finalmente nos regresó nuestra propiedad.

2. Miedo. Durante el viaje nos platicó como hacía algunos años había tenido un accidente en el taxi, y había acabado en la cárcel, y luego nadie lo contrataba y decidió cruzar el río e irse de ilegal a los EU. En su intento había sido descubierto dos veces, luego había pasado y vivido en el país norteño durante cinco años para finalmente volver a ser atrapado y enviado de regreso a Mexicou. Total que había padecido, lo habían cachado varias veces en la movida, y al oir el término "alarma" pronunciado por mi compañera le había dado miedo. Con lo cual de inmediato había perdido el interés en el teléfono prefiriendo no volver a meterse en problemas.

3. Ignorancia. No sabía en cuanto podía vender el teléfono. Una cosa es que en el mercado de celulares un iphone cueste cerca de ocho mil pesos, otra cosa muy distinta es cuanto te pueden dar por uno robado. No creo que supiera que nosotros podíamos bloquearlo hablando a Telmex, quitándole así prácticamente cualquier valor a no ser que lo obtuviera un hacker con las herramientas indispensables para desbloquearlo. Por otra parte, si hubiera ido a una casa de empeño le hubieran pedido que acreditara la propiedad del aparato. Supongo que le hubiera podido sacar hasta 100 pesos, o tal vez cincuenta, no mucho contra el riesgo de que lo agarraran con el teléfono robado (o lo denunciáramos nosotros).

4. La posibilidad de una propina de nuestra parte que superara lo que habría obtenido vendiéndolo. Cosa que de hecho sucedió, al bajarnos del taxi en lugar de pagarle los ciento cincuenta acordados, le pagué trescientos. ¿Por qué? Pues por la pura alegría de no haber perdido el teléfono. Porque finalmente era nuestra responsabilidad y fuimos nosotros los que lo dejamos ahí, y porque también es cierto, cualquier otro pasajero podría haberlo recogido sin decirle nada a nadie, y nosotros hubiéramos perdido irremediablemente las fotos que tenemos ahí de nuestros pequeños, además de mucha otra información.

5. Todas las anteriores. Supongo que no fue una sola de las razones arriba expuestas, sino una combinación de todas; al final del día el taxista ganó bien por sus servicios y por haber sido "honesto". Como sea, qué bueno que nos devolvió el teléfono, qué bueno que regresó por nosotros, qué bueno que volvimos sanos y salvos de Bacalar a Chetumal.

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