En estas fechas electoreras me ha sucedido que he visto cosas que me han desagradado mucho, en primer lugar, no creo que nadie, pero nadie nadie, vaya a depositar un voto informado; todos se lo toman a pecho, todos defienden a su candidato como si fuera su equipo de futbol favorito, todos opinan (y las opiniones son como los ombligos) que su preferido de verdad va a traer mejoras geniales, y que no votar por él es, por parte de los opositores, un síntoma de ignorancia o de mala voluntad cínica. Me cae gordísima esa polarización que surge entre un par (trío, cuarteto, etc) de idiotas que se apasionan y dicen que cualquier candidato que no es el de ellos va a destruir al país, o lo va a condenar a la miseria o a la ruina o al estancamiento o al pasado.
Digo, seguramente todos quisiéramos que nuestro presidente fuera un semi-dios, inteligentísimo, cultísimo, capaz, exitoso, perfecto, rodeado de la gente correcta, con un rumbo claro, objetivos técnica económica y moralmente correctos, que fuera honesto, trabajador, responsable, comprometido, cumplidor, y que, por si eso fuera poco, nos viniera a resolver la vida y hasta ayudar con la tarea. Y lo peor es que he visto a gente hablando y comentando de su candidato preferido como si tuviera todas las características apenas mencionadas, y muchas más. Y si uno trata de aterrizar a los electores y decirles: "hey, espérate, tu candidato no es tan bueno como dices" se encrespan toditos, y se ponen a atacar a los otros candidatos como si denigrar al oponente fuera sinónimo de ensalzar a nuestro propio fulano (o fulana) preferido(a).
Al final creo que en México nos falta mucho esa capacidad de exponer nuestro punto de vista y dejar que otros expongan el suyo, para luego sopesar calmadamente los pros y los contras y enriquecer nuestra opinión. Creo que solemos tomar partido por una postura o creencia, y la defendemos como guerreros de su fe. Creo que una lección, al menos para mí, de estas elecciones es que nos faltan reglas civiles de debate y discusión. Y eso no se limita solamente al ámbito político.
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