Salgo a Chetumal hoy a las nueve y media de la mañana, para aterrizar allá a las once treinta. Pasaré tres días, incluyendo hoy sábado, para regresar el martes cinco de junio al defectuoso. Sí, me tomaré los últimos dos días de vacaciones que me quedan este año, y volveré al trabajo el miércoles. Mientras tanto pasaré cuatro días con mi famiglia la mayor parte del tiempo en un clima tropical.
¿Por qué me voy de viaje? Pues porque es mi cumpleaños y mi papá quiso ser súper generoso y regalarnos unas vacacioncitas. Ok, pero, ¿y porqué a Chetumal y no a Cancún, o a algún otro lado? Pues porque así lo indicaron los astros... Sí, mi papá es astrólogo, discípulo de la difunta Giovannita, y ahora también de Ciro Discepolo, un gurú italiano famosísimo entre los astrólogos europeos. Y según sus cálculos cósmicos energéticos sutiles y tremendos si me voy a Chetumal en mi siguiente vuelta al sol junto con el planeta y con otros seis mil millones de seres humanos más, me irá mejor que este año que está por concluir.
Pero, ¿creo acaso en esas cosas? No, soy una persona analítica y busco razones y explicaciones tangibles para lo que hay a mi alrededor. Tendría que haber científicos con métodos concretos y transparentes demostrando la influencia de los astros sobre nosotros. Vamos a suponer por un momento que hubiera estadísticas concretas y bien hechas que confirmaran que en efecto lo que los astrólogos dicen es como ellos dicen en un porcentaje significativo de las veces, aún así, incluso en ese caso, tendrían que estudiar el como es que eso funciona. Es decir, en primer lugar tendría que haber una confirmación práctica y estadística del suceso, y luego (o simultáneamente) un estudio de las causas y los efectos, con mediciones y herramientas científicas y físicas y químicas, para que yo pudiera dar crédito a la astrología.
Finalmente, entonces ¿porqué aceptar ir a Chetumal?, pues porque a caballo regalado no se le ve colmillo, un viaje al trópico con avión y hotel pagados es suficiente incentivo para ir, ya allá veremos como la pasamos, la intención es disfrutarlo, y si este año me va mejor que el anterior, pues no se lo voy a atribuir al viaje, sino al trabajo, a los contactos, a las circunstancias cotidianas que me permitan hacer un mejor uso de mi tiempo.
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