Empezando la dieta

El domingo 29 de agosto del 2010 dejé de fumar. O sea que estoy a poco más de dos meses de cumplir dos años de no respirar humo de tabaco. Claro, respiro esmog todos los días, pero al menos no me llevo cada cierto tiempo un cigarro encendido a los labios ni le doy el golpe, ni nada por el estilo. Considero que fue una excelente decisión, aunque no fue sin consecuencias. Para cuando dejé de fumar, tras cinco años de buena vida junto con mi musa ya tenía yo como unos quince kilos de sobrepeso, pero después de dejar de fumar, subí de peso de manera estúpida, en un tiempo largo, no fue cosa de una semana o un mes, pero subí, y subí, y subí.

Un par de días antes de mi cumpleaños mi amada me compró ropa y ya platiqué cómo fue que me frustró que no me quedaran las camisas. Así que la decisión de empezar la dieta empezó a concretarse y a sentirse más tangible. De modo que el lunes pasado, finalmente me decidí a empezar. Sí, dejé atrás el pan, la tortilla, los dulces, el azúcar (excepto por las dos cucharadas que le echo a mi café), etc. La siguiente semana me pondré límites en cuanto al horario, está bien quitar esos elementos pero si de todos modos en la madrugada me levanto al refri por un trozo de queso no voy a adelgazar mucho que digamos. La idea va a ser desayunar, comer, cenar muy ligero, y no alimentarme para nada fuera de esos tres alimentos.

No sé para cuando compraré la kneeling chair, o si puedo pedirla acá en el trabajo para que me la compren. Tampoco sé para cuando empezaré a venir a la oficina en bici, y dejaré el coche en casa. No lo sé, porque en últimos días he tenido que ir al súper, o a alguna tienda a recoger o cambiar algunas cosas, y eso no podría hacerlo en bici. Supongo que es cosa de organizarme bien, y sí es algo que quiero hacer. De momento ya empecé, y espero sostener el esfuerzo al menos igual que he sostenido el de la abstinencia de tabaco. De ese modo, dentro de dos años estoy seguro que volveré a tener una figura humana, agilidad, y condición física.