Gracias a un comentario en el muro de mi amiga de la infancia Mariana Grajales, interrogué al gran oráculo google sobre el uso correcto y adecuado de los puntos suspensivos. Fue así como llegué al siguiente blog (http://usoadecuadodelalenguaescrita.blogspot.mx/), de una autodenominada amante de la palabra y me quedé un buen rato leyendo ejemplos y explicaciones excelentes sobre el uso correcto de cada uno de los elementos del castellano. En muchos casos confirmaba el conocimiento estándar de mi lengua materna, en otros eran descubrimientos muy felices, explicaciones de porqué unas cosas eran así y no de otro modo, etcétera.
Algunos detalles me parecieron excesivos, como por ejemplo que la autora marcara el tiempo de pausa que representa la conjunción de dos signos de puntuación, como por ejemplo los puntos suspensivos con una coma, dice ahí que la pausa puede durar lo que una coma + punto y coma, pero francamente, no es como en la música, en la que según el tempo marcado en la partitura y llevado por un metrónomo, durará la pausa, porque en el caso del discurso hablado se puede variar la cadencia, se puede dramatizar más alguna oración, se puede decidir que ahí la pausa tendría que ser menor, o mayor, dependiendo del efecto que uno quiera lograr, pero sobre todo es una cuestión de gusto del lector.
Obvio que la pausa no puede ser de cinco minutos, ni de una hora, ni tampoco puede omitirse por completo sin alterar el contenido del mensaje, definitivamente debe haber una pausa, pues esa es la labor de la puntuación, delimitar el discurso y darle sentido y ritmo a las oraciones.
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