Hace ya un tiempo, tal vez un año o poquito más, fui maltratado por mi cuñado (no, ninguno de los amables hermanos de mi amada, sino el mantenido de mi hermana), en su muro de facebook. Pero no sólo se metió conmigo, sino que mencionó de pasada a mi musa y a mi cría (y al crío que venía en camino) en comentarios bastante idiotas. Pero si la cosa se hubiera quedado ahí yo habría respondido a los insultos y tantán, todos felices y contentos.
La bronca fue que 1. Me censuró, 2. Me quitó el derecho de réplica (ya no me dejó comentar en su muro) y 3. Me echó a un grupito de sus fans a echarme pleito sin que yo pudiera responderles. Total que ante tanta fregadera mi musa y yo decidimos que ya no tendríamos ninguna relación con él; es decir, si en las reuniones familiares hechas por mis papás él estaba invitado nosotros dejaríamos de asistir porque simplemente no queremos a) estar cerca de un cabrón como él, ni tampoco b) que nuestros críos tengan nada que ver con personas de tan baja estofa.
El resultado fue que mi hermana se puso, obviamente, del lado de su galán, y no sólo no lleva a su güey a las reuniones a las que asistimos mi compañera y yo; sino que ella tampoco va, ni tampoco se ha dignado a visitar o conocer a sus sobrinos... En un momento dado lo discutimos, y ella defendiendo a su mascota me dijo que él tenía todo el derecho de censurarme y callarme en su muro porque pues era su muro. ¿no?
Obvio, nadie dice que no tenga el derecho, lo que digo es que igual que si me hubiera corrido (con todo el derecho del mundo) de su casa, igual que si me hubiera insultado en mi cara y luego hubiera cerrado la puerta o se hubiera tapado los oídos repitiendo una sílaba en voz alta para no escuchar mi réplica, igual que en persona pues, sus actos tienen consecuencias aún cuando se lleven a cabo en el mundo virtual de facebook.
Nadie dijo que no estaba en su derecho, pero del mismo modo yo estoy en mi derecho de mandarlo a chingar a su madre como consecuencia del ejercicio de su derecho. Igual a veces tenemos que reprimirnos aunque tendríamos derecho a no hacerlo, porque es mejor para todos de ese modo. A veces, también, si no nos reprimimos en el momento correcto podemos disculparnos. Como yo lo veo, cuando alguien te ofende ya sea puedes dejar pasar el asunto, o bien puedes desquitarte y/o ofender de vuelta; a veces ese regreso del golpe es una lección, un comportamiento distinto, o, como se conoce popularmente, una cachetada con guante blanco; pero a veces uno no tiene ganas de aleccionar, ¿me privas de mi derecho de réplica, argumentando tu derecho de propiedad del espacio en el que se supone que te estás expresando? Pues yo también tengo el derecho de desterrarte de mi presencia, de despreciarte minuciosamente, de hacerte a un lado de mi vida.
¿Y mi hermana? Ella no tiene porqué solidarizarse con él, a ella no le dije que no quería verla, si ella viniera a visitar y jugar con sus sobrinitos sería bienvenida y bien recibida; ergo, si ella no viene, es porque no quiere, ¿es mi culpa?, ¿pero porqué?, si yo sólo estoy ejerciendo mi derecho, ¿no?
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