26 de julio de 2012

Otra vez El nombre de la rosa

Acabo de empezar a releer por enésima ocasión El nombre de la rosa de Umberto Eco. Ahora estoy leyendo la última edición, una que fue corregida, pulida, y mejorada por el autor. La historia es la misma, en realidad no hay añadidos, lo que hizo con su novela en esta ocasión Don Eco fue quitar repeticiones, aclarar lo que las citas en latín dicen, cambiar errores temporales (en un herbario aparecía una cicerbita, que es una especie de achicoria, que puso en la novela como una cucúrbita, inexistente en europa medieval porque la calabaza llegó después desde América, etcétera.

Yo estoy fascinado, acabo de empezarlo y voy en la parte en la que tras la llegada a la abadía, el abad Abbone llega a platicar con Guillermo de Baskerville para encargarle la investigación. Ahí te das cuenta del discurso de la época, lleno de alusiones a Dios y al Maligno. Ves cómo Guillermo era una especie de punta de lanza conceptual, un carácter que no era de su tiempo, porque mientras todos ahí andaban culpando al Demonio y agradeciéndole a Dios por sus desgracias y alegrías, por los crímenes y milagros, Guillermo trataba de no meter a Dios en la ecuación. Había sido inquisidor, sí, pero mientras lo fue no buscó la influencia sobrenatural en sus investigaciones y entregó siempre al brazo secular a culpables de algún crimen... Me gusta ese primer diálogo serio de Guillermo, me fascina cómo usa el discurso religioso de su tiempo sabiendo que son licencias retóricas para otros fenómenos.

Ah, y sí, está bien leer cosas nuevas, por eso leí a Todd poco antes, y a Dawkins antes de Todd, pero también esta bien volver a los viejos libros que me abrieron los ojos, me enriquecieron, y me dieron confianza en que no estaba yo tan mal. A cualquiera que quiera una buena semana (o par de semanas, dependiendo del ritmo de lectura) le recomiendo mucho El nombre de la rosa, y cualquier otra novela del filósofo alejandrino, Umberto Eco.



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