La semana se me hizo gris desde el lunes que supimos que Rodrigo se iba de la empresa. Su personalidad es tan brillante que aunque él esté amargo y puteando de la vida, deja regado a su paso un no se qué de alegría inteligente. En resumidas me gusta su compañía y me entristece que nos deje. Espero que allá donde vaya a trabajar todo le sea más fácil y digerible que acá, y que podamos vernos seguido.
Esta sacudida me hace pensar en lo que yo quiero hacer de mi día a día. Estoy muy cómodo ahora mismo (aunque se vengan algunas turbulencias inevitables), vivo a dos cuadras de la oficina, el espacio de trabajo es agradable y los compañeros muy simpáticos, como casi a diario con mi amada, leo mucho, a veces juego juegos de video y de mesa, veo películas, escribo, converso de todo lo conversable con D. Pero.
¿Pero quiero más?, ¿quiero menos?, ¿estar más con mi musa y con mis amigos?, ¿estar menos en la oficina o jugando?, ¿tener más dinero, tiempo, espacio, tranquilidad? El problema es que todo entra en conflicto. Todo tiene su pro y su contra, todo tiene su puto precio. Los planes sólo tienen sentido si hay futuro, pero ¿hay futuro?, supongo que se debe actuar como si hubiera, hasta que el destino nos desmienta.
16 de mayo de 2008
Autococowash perdido
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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