14 de mayo de 2008

Evaluación, revocación y penalización

Se ha bombardeado en los medios a tal grado con respecto a la reforma energética que incluso quienes no estamos expuestos a ellos recibimos de rebote argumentos a favor y en contra. La otra noche platicando con D, ella sugería que si se hicieran propuestas concretas y evaluables --es decir que plantearan el crecimiento de la demanda petrolera, de la producción, de la venta, y de los precios; con metas de ingresos y reparto de los mismos en rubros necesitados de fondos (como educación, salud, obras urbanas, etc)-- transparentemente, ella no se opondría a involucrar al capital privado en la jugada energética.

Yo le respondí que sí, que estaría muy bien explicar a fondo qué se pretende y qué mejoras traería una reforma, pero el mayor problema al que se enfrentan quienes objetan al cambio, no es la falta de propuestas atractivas, porque sus impulsores podrían pintarlas como panaceas y mentir impunemente, como buenos vendedores. El mayor problema que hay, es que no importa que haya 99 argumentos sensatos a 1, en contra de la privatización (digan lo que digan), y no importa porque quienes van a votar finalmente por la nueva ley no evalúan tales argumentos sino: qué tanto les convenga a ellos económicamente en ese momento.

Ante esta situación ocurriósenos un sistema legislativo que: 1.- Admita propuestas de leyes atractivas apropiadamente desglosadas en sus mínimos detalles y vote por ellas. 2.- Que las nuevas leyes estén a prueba por un año según metas incluidas en el desglose, y que si no se cumplen dichas metas puedan revocarse automáticamente. 3.- Que se penalice a quienes propusieron lo que no funcionó, así como a quienes votaron por ello.

En el caso de la reforma energética, esto conlleva que: a) los legisladores se basen en un objetivo claro y explícito al momento de votar, b) las empresas involucradas no asuman un negocio indefinido al tratar de corromper a los legisladores (porque se les acaba si la ley es revocada), y c) que quienes impulsen y voten por la propuesta pierdan sus privilegios y sean penalizados si ésta falla. Algo que por supuesto nunca se va a implementar en nuestro corrupto e irredimible país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una buena idea, pero ps como dices, no sucederá. Por otro lado, y recordando a Chalmers Johnson, el problema del pitrólio se resolverá solito; mientras tanto, nada impedirá que nuestros buenos muchachos hagan sus buenos negocios.