Sé que hubo un tiempo, en que todas las obras tenían que ser físicas, es decir, se tenía que actuar sobre objetos concretos, llámense piedras o metal o madera para las esculturas; sobre planos, restiradores, ladrillos, varillas y concreto, para los edificios o la arquitectura; sobre papel y lápiz o pluma, para la literatura; sobre lienzos, pinceles, paletas y tubos rellenos de color, para la pintura; y sobre engranes, poleas, palancas, calderas para la ingeniería, etc.
Hoy en día, sin embargo, aún cuando uno puede seguir en contacto con mucha de esa misma materia, haciéndole caso a la nostalgia o a alguna otra razón más práctica, también se puede hacer todo de modo virtual, por medio de una intefaz computacional y un poco de habilidad para usarla. Se pueden hacer edificios virtuales, visitables y recorribles aunque eso sí, todavía no habitables. Se pueden dibujar, diseñar, y hasta desarrollar conceptos gráficos de vanguardia, se puede hacer todo en 3D, con lo que se obtienen esculturas virtuales, se puede escribir, y dejar lo escrito en el ciber-espacio mejor conocido como la world wide web, y se pueden diseñar y programar máquinas virtuales.
Me doy cuenta de que mi obra, si es que puedo llamarla así, está toda en internet, es toda virtual. Lo que he escrito se encuentra aquí, las páginas web que he construido o en las que he participado para su construcción, todo es virtual. Me doy cuenta también que si en una de esas se deschavetara algún poderosísimo gringo o ruso, con acceso a bombas nucleares, las ondas de pulso electromagnético dejarían sin internet a los sobrevivientes (entre los que mi imaginación me coloca, junto con mi musa y mi hija), y todo lo que he hecho hasta hoy se perdería.
Bueno, no todo, me quedaría la experiencia, el recuerdo, y tal vez cierta habilidad para resolver problemas informáticos adquirida con la práctica cotidiana. Como sea, espero que no se aloquen y la gran web nos dure muchos milenios, y que crezca y se mejore y sea, de verdad, cada día más de toda la humanidad.
Repentinamente me llegó la macabra conciencia de que estoy lamentando la eventual pérdida de la Red pero no la de dos tercios de la humanidad. Con tal de que no sean mis seres queridos... :-P
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