Debo cambiar mi modo de trabajo casero, porque eso de trabajar toda la noche y dormir un par de horas va a terminar repercutiendo en la tremenda longevidad que tenía proyectada, de modo que si sigo así, probablemente no llegue a los cuatrocientos años que pretendo vivir. Vamos, que a este ritmo tal vez ni a los sesenta llegue, y eso sería deplorable porque la verdad me gustaría estar aún aquí para cuando Loana cumpla la edad que tengo en la actualidad. Acabo de leer hace un par de horas un artículo según el cual el promedio de vida de nuestros ancestros primigenios era de cuarenta años... Si tomamos en cuenta que se reproducían relativamente temprano, con suerte para el momento de su muerte ya eran hasta bisabuelos. A mí no me falta mucho para alcanzar ese promedio ancestral, de hecho, supongo que ya debería empezar a considerarme afortunado por la edad que tengo y la salud y la fortaleza y la capacidad todavía presentes, etc.
Ser afortunado, ¿es acaso estar del lado de la gráfica en que a pesar de las escasas posibilidades de que se den tantas bondades juntas, las tenga, y esté consciente de ellas y de lo improbable de mi situación?, ¿es estar agradecido con lo que se tiene? Me sé de los afortunados, hasta cierto punto, porque bien podría ser que mi situación, vista desde el punto de vista de alguien mucho más afortunado, pareciera desgraciada; y porque por lo general se puede estar mejor. Pero hay un límite material. Supongamos que tengo todos los recursos económicos que deseo, todos los lujos, mi salud es impecable, mi tiempo lo ocupo en actividades que me parecen importantes y convivo con mi familia todo lo que quiero, no tengo angustias con respecto a amenazas de secuestro o robo, y todo es prosperidad.
Supongo que nadie lo tiene todo, pero supongámoslo por un momento. Entonces de todos modos podría tomarme solamente una botella de vino en cierto tiempo, fumarme una cantidad de habanos, dormir cierto número de horas, comer hasta cierto punto, podría manejar un sólo coche a la vez, habitar una sola casa en cada momento, etc. O sea que, desde el punto de vista individual, a partir de cierto umbral cualquier acumulación extra es fútil. Desde el punto de vista individual, dije, pero hay que añadirle dimensiones al problema. Por ejemplo, el tiempo, que yo tenga acumulada X cantidad de recursos hoy podría, por culpa de alguna devaluación o algún fraude, no representar nada mañana. Otra dimensión más, relacionada con el tiempo, es que muchas veces para acumular ciertos montos, se construyen máquinas sociales que emplean a N personas para funcionar, esas personas dependen de que la máquina siga funcionando, y que la máquina siga en función le da más recursos al dueño, el cual acumula más y más para (idealmente) sostener, en caso de algún imprevisto, a esa gran base de personas que colaboran con su máquina... Total que ya no es sólo desde el punto de vista individual, y ya es pensando en el mañana, en más gente, y entonces lo que le alcanza hoy a uno podría no ser suficiente para varios desde las proyecciones y perspectivas futuras.
12 de enero de 2011
¿Ser o no ser afortunado?
Etiquetas: estrategia - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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