Esta ausencia de una respuesta simple es tal vez más fácil de aceptar para gente en el medio y el final de sus vidas. Tenemos, en esos momentos, más tolerancia a los matices y la complejidad, y menos romanticismo idealizador. A diferencia de una búsqueda medieval, en la cual la juventud y la fuerza primaban, la edad puede ser una ventaja en nuestra búsqueda moderna.
La selva de la vida nos pone frente a muchos caminos. Algunos llevan hacia enemigos como el miedo a la muerte, el cual, si no es vencido, puede llevar nuestro buscar sólo hacia la desesperación. Otros nos llevan hacia falsos amigos, como la religión, cuyas ilusiones reconfortantes pueden demorar nuestras jornadas permanentemente. Sin embargo, otros caminos nos llevan hacia tentaciones, respuestas simples e incompletas, cuyos halagos pueden retenernos por un tiempo. Debemos aprender de estas últimas todo lo que podamos, y llevarnos ese conocimiento con nosotros cuando nos alejemos de ellas. Aún así, tendremos que partir, pues esas respuestas incompletas son sólo parte de algo más grande, más diverso, y más cercano a la verdad que nos queda por descubrir.
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