Para que Dios fuera la respuesta, tendría que ser de algún modo una fuente de propósito que se autovalidara. Debería de tanto poner los estándares como seguirlos. Algo en la naturaleza de Dios tendría que hacer que sus propósitos fueran valiosos. Un teólogo podría razonar así: Algo es bueno si está deacuerdo con los mandatos de Dios. Dios, al tener la mayor de las libertades de albedrío, se ordena sus propios propósitos. Puesto que lo que sea ordenado por Dios es bueno y puesto que los propósitos de Dios son ordenados por él, se deduce que los propósitos de Dios son buenos. Sin embargo, este argumento teológico es circular. Un teólogo puede recurrir a la perfección infinita de la naturaleza infinita de Dios. Sin embargo, ese es un recurso a algo que nosotros, como seres finitos, por definición no podemos entender realmente. Tales respuestas teológicas al sentido de la vida, respuestas que son ya sea circulares o incomprensibles, son de poca ayuda para nuestra búsqueda. (Nagel 1987:100)
Cuales quiera que sean nuestras razones para unirnos a los sin Dios, podemos aprender algo del fracaso del sendero religioso. La lección es esta: si abandonamos la respuesta religiosa a la búsqueda del sentido de la vida, entonces también debemos dejar atrás todo el marco conceptual que le subyace. Debemos dejar de buscar el propósito de la vida. En cambio, debemos buscar lo que de verdad importa, y luego usar ese conocimiento para ponernos nuestras propias metas personales.
Abandonar la búsqueda de un propósito cósmico, y sustituirla por la búsqueda de lo que de verdad importa, no es quedarse sin objetivos. Podemos aún tener metas valiosas y fines últimos en la vida. No serán abstractos y cósmicos en su escala, pero pueden seguir siendo metas que de verdad nos importen. No encontraremos un propósito universal para toda la gente; en lugar de eso encontraremos una pluralidad de sentidos para personas particulares. Nuestros fines últimos en la vida no serán algo que recibamos de una fuente externa. En cambio, serán metas que descubramos por medio de la reflexión de lo que de verdad es importante para nosotros mismos.
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