Loana ya dice "pistaches", resultó que le gustaron muchísimo una vez que le di a probar. Me había pelado unos pistaches y los llevaba para compartir con mi musa, y Loana se acercó con interes, se asomó para ver qué llevaba yo ahí (los había puesto en una taza), y cuando le ofrecí uno lo tomó y se lo llevó a la boca sin pensarlo (supongo que me había visto llevarme uno a mi vez hacia mi propia boca un poco antes), lo mordió, y lejos de escupirlo como cuando algo no le gusta, empezó a brincar y a pedir más de un modo que catalogarlo de eufórico es quedarse corto. Entonces le puse otro en la mano, y desapareció inmediatamente, dos, tres, cuatro, y no parecía dejar de querer más y más. De repente me di cuenta, y ya tenía un bolo de pistaches impresionante en la boca que por supuesto que no había alcanzado a masticar ni a tragar... Le pedí que comiera despacio, que masticara, pero seguía brincando y pidiendo más y más. Le dije una vez: se llaman pistaches, y se lo aprendió de inmediato, y ahora sabe, y varias veces cada tarde intenta pedirme pistaches pero, como no siempre tengo y como no quiero que le hagan daño, no le he dado pistaches diario. Con todo, me encanta que uno de sus primeros trisílabos, si no es que el primero, haya sido gracias a un antojo como ese.
En cuanto al paladar supongo que salió a su mamá porque no le gustan tanto los dulces. Recuerdo la incredulidad que me ocasióno saber que a mi amada no le gustaba el chocolate, ni prácticamente ningún otro dulce, porque la empalababan. Durante el embarazo de Loana las cosas cambiaron un poquito, pero no radicalmente. Ahora me encuentro con que a Loana le gustan las papas fritas, los totis (aros de arina fritos con limón y sal), las aceitunas, las palomitas, y ahora también los pistaches. Claro, igual le gustan los Krankys de Marinela (hojuelas de maís cubiertas de chocolate), y las paletas de caramelo, pero no recuerdo que las pida con la misma vehemencia o que se atasque igual que con las botanas saladas. Por ejemplo, las paletas las chupa un ratito y luego las tira o deja de lado, y los Krankis se los come pero no se avoraza.
Y más allá del paladar, respecto del manejo de todo el órgano fonador, mi pequeña va aprendiendo a hablar a una velocidad vertiginosa, cada día vocaliza más y entiende mucho de lo que le decimos, al grado que si le hacemos preguntas sencillas con respecto a lo que desea o intenta responde adecuadamente sí o no según sea el caso: ¿quieres más arroz?, ¿quieres quesadilla?, ¿te gusta?, ¿vamos a jugar?, ¿ya hiciste pipí?, etc.
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