Ahora que ya se calmaron las aguas quiero hablar sobre el Peña Nieto y sus errorcirijillos en cuanto a literatura, economía proletaria y sexismo. Digo, por desgracia el candidato priista ya compró el apoyo de las televisoras o sea que la gran mayoría del país va a recibir la información que estas decidan, y no la de los twitteros ni la de los facebookeros, ni mucho menos la de los bloggeros. Lo que quiere decir que aunque se note que no es muy listo que digamos, al menos en ambitos culturales y sociales, muy probablemente, si no es que seguramente, será el próximo presidente de nuestra bananera chorodemocracia.
Los internautas somos menos del 20 por ciento de la población, con lo que aunque todos nos pusiéramos deacuerdo para votar en contra del PRI, cosa tan feacible como pastorear gatos, la situación no cambiaría tanto. Tal vez si los internautas hiciéramos proselitismo con todo nuestro círculo de influencia, incluyendo a gente desconectada de la gran red, podríamos revertir el trabajo de las malvadas televisoras que buscan, como cualquier buen negocio, obtener mayores ganancias y mayores beneficios y nichos para seguir lucrando.
Supongo que por eso mismo en la actualidad el gobierno está obstaculizando que se ponga infraestructura para una mejor banda ancha a nivel nacional, si hubiera más penetración de internet, habría más personas participando en la burla al candidato tricolor, no sólo por el gusto de mofarse, sino porque tendrían más acceso a textos y contenido independiente. Por su parte, los resbalones peñanietones no fueron tan tan graves: 1. Dijo puras idioteces cuando le preguntaron sobre tres libros que hubieran marcado su vida. 2. Su hija retrasmitió un comentario clasista. 3. No supo decir cual es el salario mínimo. y 4. hizo un comentario sexista. Ahora bien, realmente grave sería que le cacharan tranzas multimillonarias en su administración, que se empezaran a caer las obras construidas durante su sexenio en el estado de México, que desenterraran algunos cadáveres que estuvieran directamente vinculados a él, que sus escoltas o guaruras confesaran algún crimen ordenado por él, o cosas así. Porque si yo le digo a la señora que trabaja en intendencia en mi oficina que no vote por él porque no lee, porque su hija es una fresa, porque no sabe cuanto es el salario mínimo, y porque trata a las mujeres como amas de casa, no sé porqué, pero me imagino que mis argumentos no le quitarían el sueño, y seguro votaría por un tipo tan guapo que se nota que es un caballero.
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