21 de febrero de 2012

Por qué los padres franceses son superiores (7 de 7)

A continuación el séptimo y último fragmento del texto Why French Parents Are Superior de Pamela Druckerman.

Señalé que había estado regañando a Leo por los últimos 20 minutos. Frédérique sonrió. Dijo que necesitaba hacer mi "no" más fuerte y de verdad creer en el. La siguiente vez que Leo intentó salir corriendo por la puerta, dije "no" más ásperamente de lo normal. Se fue de todos modos. Lo seguí y lo arrastré de regreso. "¿Ya ves?" le dije. "No es posible".

Frédérique sonrió nuevamente y me dijo que no gritara sino que más bien hablara con más convicción. Yo estaba asustada de que pudiera aterrorizar a mi hijo. "No te preocupes", dijo Frédérique, instándome a hacerlo.

Leo tampoco escuchó la siguiente vez. Pero gradualmente sentí que mis "nos" venían de un lugar más convincente. El tono de voz no era más fuerte, eran más seguros. Para el cuarto intento, cuando finalmente estaba yo rebosante de convicción, Leo se acercó a la puerta pero -milagrosamente- no la abrió. Se volteó a verme cautelosamente. Yo abrí mis ojos y traté de aparentar desaprobación.

Después de como 10 minutos, Leo dejó de intentar salirse. Parecía haber olvidado la puerta y estaba simplemente jugando en la caja de arena con los otros niños. Al poco tiempo Frédérique y yo estabamos charlando, con nuestras piernas cruzadas frente a nosotros. Yo seguía en shock porque Leo me había visto de repente como una figura de autoridad.

"Ya ves", dijo Frédérique, sin regodearse. "Fue tu tono de voz". Señaló que Leo no parecía haber sido traumatizado. Por el momento -y tal vez por la primera vez en su vida- parecía de hecho un niño francés.

-Adaptado de "Bringing Up Bébé: One American Mother Discovers the Wisdom of French Parenting. (Criando a Bébé: Una madre americana descubre la sabiduría de la crianza francesa)", que será publicado el martes (7-Febrero-2012) en Penguin Press.

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