26 de febrero de 2012

Una guia para los sin Dios: C6-Deseos (3 de 7)

El deseo emocional no es, según las apariencias, un buen camino hacia lo que importa. Un problema es el siguiente: Muchas cosas importan, pero no engendran el fuerte anhelo característico del deseo emocional. Por ejemplo, creemos que un paisaje es magnífico, y podemos llegar a grandes extremos para preservarlo, sin tener siempre el ansia de experimentar su vista. Creemos que nuestros amigos nos importan sin anhelar su compañía. El deseo emocional no siempre acompaña tales juicios. Otro problema es este: El deseo emocional es una forma fuerte de emoción. Sin embargo, ¿por qué tendría que ser la única emoción que importe? Consideremos cosas que sólo disfrutamos, o admiramos, o de las que estamos orgullosos. No es cierto que también importan? ¿Porqué tendría que ser el deseo emocional la única sensación con importancia? El deseo emocional es una ruta demasiado angosta hacia el sentido.

El deseo motivacional es, según aparenta, una ruta más atractiva. Generalmente si algo nos importa, entonces también estamos motivados de algún modo. La motivación no es una emoción, de modo que la ruta no nos parece inmediatamente demasiado estrecha. En el resto de este capítulo examinaremos el deseo en el sentido motivacional.

El deseo en el sentido motivacional está intimamente conectado con la acción. Sin deseos contrarios o debilidad de la voluntad, los deseos nos llevan a actuar. Esta conexión entre deseo y acción es causal. Un deseo motivacional hoy ocasiona una acción en el futuro.

El deseo y la motivación siempre están orientados hacie el futuro, nunca hacia el presente o hacia el pasado. Podemos desear que las cosas hubiera sido distintas en el pasado, pero no podemos estar coherentemente motivados a cambiar el pasado. Podemos, por supuesto, desear que el pasado hubiera sido diferente, pero eso es más lamentar el pasado que estar motivado a cambiarlo. Podemos querer coherentemente que los eventos presentes sigan, pero eso sólo significa que queremos que continúen en el futuro. (Sumer 1996: 128-129) El deseo siempre está dirigido hacia eventos futuros.

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